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Atravesamos tiempos extraños. El progreso tecnológico avanza a un ritmo vertiginoso, pero el alma del mundo parece agotada. Se habla de inteligencia artificial, de exploración espacial, de nuevas formas de energía, pero cada día mueren miles de personas por causas evitables, y la Tierra, nuestro único hogar, está al borde del colapso. En medio de esta contradicción brutal, muchos nos hacemos la misma pregunta, ¿qué futuro les dejamos a nuestros hijos?
Tenemos que hablar. Cuando uno crece en familia, la charla sobre sexo es uno de esos rituales de paso por el que se ha de transitar, primero como hijos y, después, cuando se madura y se avanza hacia el otro lado del espejo, como padres, actualizando la fórmula y haciéndola más llevadera. Siempre es un momento incómodo, pero esencial para mostrar la realidad a la que se enfrentan durante la adolescencia y, en consecuencia, el resto de su vida.
¿Quién es el responsable de la educación espiritual de los hijos? Lo lógico es que lo sean los padres. Debido a la degradación que se ha producido en ese campo, los padres delegan en la escuela la educación integral de sus hijos. ¿Es correcto este traspaso de poderes? La Biblia afirma taxativamente que la enseñanza espiritual de los hijos recae exclusivamente en los padres.
"Es que en mi tiempo los segundos son ingastables", le dice un niño de unos 7 años a su padre en el vestuario de la piscina cuando este le recrimina que no colabore para cambiarse y que van a llegar tarde a donde sea. Su tono es bronco, contenido y apurado, porque sabe que no están solos y que el reloj prosigue su ritmo.
Pasamos la vida creyendo que nuestros padres eran eternos. Fueron gigantes. Incansables. Sabían todas las respuestas, solucionaban todo. Nos dieron cariño, consejos y nos pusieron límites y, muchas veces, hasta la ilusión de que el mundo estaba bajo control mientras ellos estuvieran cerca. Pero un día —no sabemos bien cuál— algo cambia.
Si bien siendo jovencito, tenía muy claro el amplio concepto de la gran importancia que la educación contribuye al desarrollo de los pueblos, así como a la personalidad y la cultura de los individuos, ello hizo que no dudara en cultivar mi educación, de manera formal y sistemática, y de forma autodidacta, leyendo y más leyendo.
Cuando se acerca el Día de la Madre empiezan las dudas sobre cómo demostrar todo ese amor, cariño y agradecimiento a una de las personas más especiales de nuestra vida. Y aunque regalar flores o bombones está muy bien, ¿por qué no optar por algo que realmente dure para siempre y deje una huella imborrable?
La experiencia emocional que viven muchos padres cuando sus hijos se van del hogar, caracterizada por un sentimiento de duelo o dependencia emocional, se denomina nido vacío. A partir de ahí, podemos presenciar muchos intentos de impedir que estos niños abandonen su hogar.
En la familia, los hijos son el pensar y la razón fundamental del vivir en esta vida. Lo mejor, lo bello y los momentos felices a ellos los debo. Ahí mi compromiso. Mas nuestra hora va pasando, en cumplimiento de la ley inexorable de la vida. Uno trasciende en la memoria de sus hijos, perseverando hacia la superioridad de sus conocimientos para bien de sus obras, pretendiendo sean mejores o superiores a uno.
Es una realidad irrefutable la de que un padre o una madre hace cualquier cosa por sus hijos, pero en el ámbito de la educación dicha actitud, lógica de los progenitores para con sus vástagos, pero hasta cierto punto, supera todos los límites imaginables.
Voy paseando por la calle y veo a hombres y mujeres paseando a su perro, acariciando a su perro, incluso besando a su perro. Por el contrario, cada día veo menos niños por las calles y, para disfrutar de una estampa infantil, mejor sería esperar a la entrada o salida de los colegios para ver un trasiego de infantes yendo hacia el centro escolar o volviendo a sus casas.
El ticket guardería se ha convertido en una herramienta clave para muchas empresas que buscan mejorar el bienestar de sus empleados. Este beneficio no solo ayuda a los trabajadores con hijos pequeños a cubrir parte de los gastos de guardería, sino que también aporta ventajas fiscales tanto para la empresa como para los empleados.
Debido a la situación actual, es bastante habitual que tras varios años de convivencia o de matrimonio, las parejas se separen, lo cual supone un proceso costoso tanto a nivel económico como emocional. Es duro y complicado decir adiós a alguien a quien has querido y con quien has compartido tantos momentos importantes, pero lo es aún más cuando tienes algo en común de lo que jamás podrás desprenderte: los hijos.
El experto en relación social y familiar de la Fundación Casaverde, Julio García Gómez, propone tres claves para potenciar la comunicación entre padres, hijos y demás familiares, a través de la práctica diaria de la expresión verbal con la que se conseguirán efectos beneficiosos en la relación humana entre las personas, como factor fundamental en la formación y adquisición de conocimiento.
El hijo quiere mucho a sus padres, mas no tanto como los padres a ellos. Por lo general, el hijo abandona a sus padres en libertad en busca de su destino, y así formar su hogar con la mujer de su sueño, a fin tener una felicidad diferente y poder reproducirse, deseando ser en su nuevo núcleo familiar como lo fueron sus padres, y si regresan es ante una obligación o necesidad ineludible.
Sobre la falta de nacimientos humanos, podemos buscar muchas causas, puede que algunas de ellas justifiquen este invierno natal que se extiende sobre todo por la llamada civilización occidental y su estado de bienestar, con lo que se está llegando a una mayor cantidad de población envejecida que invierte la pirámide de la población.
En los últimos años, España se ha consolidado como uno de los países con la tasa de natalidad más baja de Europa. En 2023, se registraron apenas 7,1 nacimientos por cada 1.000 habitantes, una cifra que deja al país en el segundo puesto de este preocupante ranking europeo, solo por detrás de Italia. Este descenso no es una novedad, sino la continuación de una tendencia que lleva décadas en marcha, pero que en los últimos años ha mostrado una aceleración alarmante.
Fundación Madrina: "Criar un hijo en España se ha convertido en un desafío económico para muchas familias. Según nuestro estudio, los gastos asociados a la crianza de un niño desde su nacimiento hasta los 7 años superan de manera significativa la media europea, lo que está afectando a la decisión de tener hijos y a la calidad de vida de las familias".
La antigua frase que nos decían cuando éramos pequeños: “cuando seas padre… comerás huevos”, se convierte en peccata minuta cuando vives la auténtica realidad. Ser padre conlleva una gran responsabilidad. Pertenezco a una generación que aceptaba la normativa paternal sin rechistar; si no había explicación plausible, los padres recurrían al “porque lo digo yo”. Respetábamos, quizás exageradamente, la figura paternal y no discutíamos sus decisiones.
En un mundo atravesado por la perversa idea de que “sobra gente” en este planeta junto con la irracional decisión de considerar a los hijos como un estorbo en el camino del “progreso” y del “éxito” personal, quisiéramos detenernos un segundo a reflexionar acerca del amor auténtico hacia los hijos, entendido como una experiencia humana que ya no es, pero sí ha sido objeto de reflexión en diversas disciplinas.
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