A pesar de los augures de Silicon Valley y de los pontífices del tecnocapitalismo, todo ocurre o sucede en el cuerpo humano. Todo repercute en lo físico o material, incluso la realidad virtual o la inteligencia artificial. Que se lo pregunten a Juan López y a los millones de inmigrantes que se juegan la vida para salir de la misera de sus países de origen. Veamos.
Juan López es un hombre bueno que fue asesinado hace unos días por sicarios del narcotráfico a las órdenes de los terratenientes de su país, Honduras, y del capital internacional con sede mundial en Washington y Wall Street. El futuro será de Juan.
Matteo Salvini era un político neofascista italiano que impidíó desembarcar en 2019 la isla de Lampedusa a 147 inmigrantes recogidos por la ONG Open Arms del ponto rugiente mediterráneo. Tras 20 días bebiendo agua de mar, algunos de ellos se tiraban por la borda totalmente desesperados. Al final, tuvo que intervenir la justicia italiana y el barco atracó en puerto, poniendo pie en tierra los desafortunados viajeros, mujeres, niñas y niños y hombres en busca de la tierra prometida de la Unión Europea. Matteo es un sicario del capitalismo salvaje.
Decimos que Juan López es porque permanecerá en la memoria de fuego (gracias, Eduardo Galeano) de la historia real de América y del mundo digno y decente.
Salvini era porque su felonía no merece más que desprecio. No pasará a la historia verdadera de las gentes de bien. Tan solo tendrá un breve comentario por su felonía, pequeño faldón no superior a su raquítica conciencia ética.
A Juan, concejal del municipio de Tocoa, lo mataron al salir de la iglesia católica de dos tiros infames. Se oponía a un megalómano proyecto minero para proteger el río Guapinol, fuente de vida de varias comunidades de la zona. Terratenientes, capital extranjero y políticos de la ultraderecha están detrás de su vil asesinato. Lo mataron como a tantas otras y tantos otros.
El megaproyecto había sido rechazado por las gentes humildes y trabajadoras, pero el alcalde de Tocoa, a sueldo del imperio narcotraficante, se salió con la suya y se aprobaron ilegal y fraudulentamente la construcción de dos minas de óxido de hierro, una central termoléctrica y tres pozos de agua.
López, activista ecológico, era líder de los opositores al tan desmesurado y nocivo proyecto. Por eso lo mandaron a la eternidad. El capital se abre paso como sea para dar cobertura al beneficio empresarial y el libre mercado: comprando voluntades o a machetazos. Para el neoliberalismo, el fin justifica los medios.
A Salvini, ministrazo del gobierno neofascista de Meloni y cabeza de la formación política Lega per Salvini Premier, le pide la fiscalía de Palermo 6 años de cárcel por secuestro y abuso de poder. El ínclito personaje está muy satisfecho con lo que hizo. Más o menos ha venido a decir, que las fronteras son sagradas y que nadie invade Italia así porque así. Lo volvería a hacer, por supuesto. Un machote de su calaña nunca se arrepiente de sus fechorías. Ha recibido adhesiones, cariñitos y solidaridad de los más granado del elenco fascista del universo planetario, entre otros, Elon Musk, Milei y Santiago Abascal. Con dos cojones, nunca mejor dicho.
El fiscal palermitano que sustancia la acusación contra Salvini ha dicho que siempre prevalecen los derechos humanos ante la soberanía territorial, ya sean aquellas personas que quieren entrar en la amada Italia de Matteo incluso terroristas o delincuentes.
¿Se atreverá la justicia italiana a mandar a la trena a don Matteo Salvini o simplemente escenificará una reprimenda moral para salvar la cara? ¿Se quedará en presunta la ignominia del neofascista Matteo?
¿Qué hay entre medias de Juan López y Matteo Salvini? Tierra incógnita mal llamada clase media que consume bagatelas y precariedad vital y nunca jamás se mete con nadie. Ese territorio de indefinición y tal vez de indiferencia calculada es el caladero de votos siempre oscilante donde crece la derecha extrema y la extrema derecha.
Disulpen las molestias por la impertinente intromisión. Sigamos hablando de Venezuela, Motos, Broncano, Nacho Cano y la invasión de inmigrantes en esta España nuestra que es de Florentino Pérez, Amancio Ortega, Mercadona, Banco de Santader y cuatro familias más.
¡Más periodismo, que la Champions League inicia nuevo formato y se presume al rojo vivo!
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