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Paula Tirso explica la problemática del autodiagnóstico en psicología y su relación con las redes sociales | |||
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En los últimos años, el interés por la salud mental ha crecido exponencialmente, impulsado en gran parte por la difusión de conceptos psicológicos a través de las redes sociales. Aunque esta visibilidad es positiva, también ha dado lugar a fenómenos preocupantes, como el autodiagnóstico, que está cambiando la manera en que muchas personas perciben sus emociones y comportamientos. En plataformas como TikTok, conceptos complejos se presentan de manera simplificada, lo que ha generado un aumento en la patologización de conductas normales. Para explorar esta problemática, Paula Tirso, psicóloga especializada en salud mental, analiza los riesgos de esta tendencia y las implicaciones que tiene en el ámbito terapéutico, destacando la importancia de abordar las emociones desde una perspectiva de comprensión y solución. En redes sociales como TikTok, se ha popularizado la tendencia de autodiagnosticarse problemas de salud mental. ¿Qué factores cree que han contribuido a este fenómeno? Algo que se ve muy frecuentemente en clínica y que se encuentra detrás del auge del autodiagnóstico es la intolerancia al malestar y la incertidumbre. Buscamos respuestas de forma rápida a fenómenos complejos que generan malestar. Y, ¿hay algo más rápido que una etiqueta? Quiero que pensemos por un momento qué es menos costoso en una situación de malestar: por poner un ejemplo del ámbito de las relaciones, ¿es más satisfactorio pensar en las 50 mil variables (muchas de ellas que no controlamos) que pueden estar haciendo que mi pareja me haya sido infiel o pensar que es narcisista? Evidentemente, la etiqueta es una explicación que requiere menos análisis, más rápida y que me da la respuesta que buscaba, es decir, reduce mi incertidumbre. Esta es una de las razones por las que el autodiagnóstico está en auge. Desde su experiencia profesional, ¿qué consecuencias observa en las personas que llegan a consulta con un diagnóstico propio basado en información obtenida en redes sociales? La decepción. A veces nos toca ajustar expectativas e ideas previas y explicar que porque algo genere malestar o sea desagradable no necesariamente hay un problema psicológico detrás. Por ejemplo, que alguien te haga daño y no se haga responsable de sus actos no le convierte en narcisista. A veces simplemente es una persona que no te conviene aunque no tenga ningún trastorno o patología. También observo desconfianza. Es cierto que yo soy muy paciente en consulta y entiendo cuál es mi papel, entiendo que la relación terapéutica no deja de ser una relación y requiere tiempo. ¿Quién confía ciegamente en una persona que acaba de conocer? Pero es cierto que, muchas veces, cuando la persona llega con una inquietud relacionada con etiquetas que se han popularizado la desconfianza va más allá de lo esperable y se observa que se confía más en un vídeo de 2 minutos en TikTok que en la experiencia del profesional que se tiene delante. En ocasiones menciona que se están patologizando conductas normales. ¿Podría dar ejemplos concretos de comportamientos que, aunque sean adaptativos o situacionales, se confunden con trastornos psicológicos? Los celos, por ejemplo. Es una emoción natural que todos sentimos cuando percibimos que una relación puede romperse o deteriorarse por la aparición de otros vínculos. Esto es adaptativo, de hecho, señala que esa relación es importante. Pero las redes y TikTok han fomentado que se tenga un completo rechazo al sentimiento de celos y lleva a equiparar la experiencia de celos con lo que se hace al sentirlos. No se trata de no sentir celos sino de que esa experiencia no se traduzca en controlar y condicionar a la otra persona. Otro ejemplo, la dependencia. Debido a la mala divulgación que se está haciendo en este tipo de plataformas parece que ahora se debe aspirar a ser súper independientes y autosuficientes. Oye, ¿el ser humano está preparado evolutivamente para crecer aislado y depender exclusivamente de sí mismo? La realidad es que no. No se puede ser totalmente independiente a nivel emocional y que lo que otros hagan no afecte. Muchas necesidades básicas humanas, como la atención o el afecto, solo pueden ser satisfechas al construir vínculos con otros. En redes sociales, los síntomas se suelen presentar de manera aislada y simplificada. ¿De qué manera considera que esto afecta la percepción que las personas tienen sobre su estado emocional y mental? Es muy buena pregunta porque, de hecho, en psicología nunca se va a encontrar que una sola conducta, síntoma o problema es un trastorno en sí mismo. Todas las conductas que pueden generar desadaptación (y, por tanto, ser consideradas conductas clínicas) lo son por su efecto en un contexto determinado. Respondiendo a la pregunta, afecta a cómo se evalúa el estado emocional propio y el rechazo que puede generar esa evaluación a emociones y conductas que, en realidad, son esperables y normales y que serían mejor comprendidas si se conociera el contexto concreto en el que se producen. Entonces, ¿cree que está habiendo una distorsión a nivel social sobre lo que es deseable y no a nivel psicológico? Totalmente. Se está fomentando una hipervigilancia hacia uno mismo y a las propias reacciones que está fomentando que las personas sean su propio juez. Esto es lógico, nadie quiere hacer cosas que son evaluadas como indeseables, pero esto genera una autoexigencia muy preocupante porque que algo genere malestar no implica que sea un problema. Echar agua oxigenada en una herida duele mucho y nadie duda de que cura. El acceso masivo a información psicológica ha permitido que las redes sociales se conviertan en un espacio para hablar sobre salud mental, pero también en una fuente de desinformación. ¿Qué papel considera que deberían desempeñar los profesionales en plataformas como TikTok para contrarrestar esta tendencia? Esto es un tema complicado porque no considero que TikTok sea la plataforma adecuada para divulgar sobre psicología. Sin embargo, no es fácil controlar todos los contenidos que se divulgan así que "si no puedes con el enemigo únete a él". Por tanto, el objetivo debería ser intentar acercar explicaciones de conceptos que están "de moda" con un lenguaje más cotidiano y apetecible, sobre todo, para ciertos grupos como adolescentes y gente joven. Es decir, asegurarse de que, al menos, ambas informaciones estén presentes en esas plataformas, porque muchas veces el problema es que ni siquiera el contenido veraz ha sido divulgado. Uno de los puntos que destaca es que los pacientes tienden a centrarse en el "qué me ocurre" más que en el "por qué" o "para qué". ¿Por qué cree que este cambio de enfoque es esencial para avanzar en el proceso terapéutico? Porque lo que ocurre solo es descriptivo. Decir "tengo ansiedad" es como no decir nada. El objetivo es entender en qué contextos aparece esa ansiedad, qué está señalando, de qué informa y cómo actúa la persona en presencia de esa emoción. Presentar en terapia esa aproximación tan distinta, del qué o por qué al para qué permite empezar a generar cambios y buscar conductas que sirvan para el mismo fin pero sean más adaptativas. Por otro lado, hay un fenómeno muy estudiado en psicología que es la rumiación, que es el análisis pasivo y reiterado sobre las propias emociones, pensamientos y situaciones vividas. Si el enfoque escogido ante el malestar es querer entender el "por qué" del mismo se puede caer en patrones muy rumiativos que provocan el efecto contrario al deseado, el mantenimiento del malestar. ¿Qué estrategias recomendaría para que las personas puedan identificar y aceptar sus emociones sin caer en el autodiagnóstico ni evitar sentimientos que son completamente normales? Normalizar las emociones. La emoción está ahí para señalar cosas importantes. El objetivo, por tanto, es tolerar esa señal, no evitarla. Creo que va a ser más sencillo de comprender con la siguiente comparación: la fiebre también es algo muy desagradable que deja mal cuerpo. Pero, ¿si hay una infección dentro del organismo qué es más deseable?, ¿que aumente la temperatura corporal para intentar luchas contra ella o mantener la misma temperatura y que la infección prolifere? Pues la fiebre son las emociones. El problema que hay que manejar no es la fiebre (no es la emoción), es la situación que ha desencadenado la emoción y ante la que se pueden hacer cambios. Por otro lado, algo que ayuda a aceptar la experiencia emocional es comprender que es transitoria y que es muy dependiente del contexto que la ha generado. Comprender eso permite no involucrarse en estrategias que son desadaptativas y cuyo foco se aleja de la aceptación para caer más en el rechazo y la evitación. Pero tolerar el malestar es una tarea difícil. ¿Cuáles cree que son los principales motivos por los que cuesta tanto aceptar determinadas emociones? No hay una respuesta única. Por ejemplo, la culpa es una emoción difícil de aceptar porque es una emoción que señala errores y formas de actuar que se desmarcan de los valores propios o que provocan un daño en otro y es comprensible que nadie quiera verse como el malo de la película ni quiera verse no siendo fiel a sí mismo. La frustración señala que hay metas, objetivos, que no están saliendo como se esperaba y no se están logrando y ¿quién está preparado para asumir que algo que deseaba no es posible o no de la forma en que se intentaba? En el caso de la ira, es una emoción con muy mala fama porque nadie desea relacionarse con gente que reacciona cuando se transgreden sus límites, pero es una emoción muy adaptativa ya que permite la defensa ante otros. ¡Claro que es difícil tolerar emociones desagradables, pero es que son muy útiles! ¿Considera que las redes sociales, en lugar de ser una fuente de desinformación, podrían convertirse en un espacio educativo que fomente una comprensión más realista y empática de la salud mental? Sí. Antes se ha mencionado esto y creo que la psicología tiene que buscar sus nichos y saber cómo utilizarlos para acercar conceptos y problemas difíciles de entender pero que es bueno que socialmente se conozcan. La duda es el cómo. Para finalizar, ¿considera que el problema del autodiagnóstico y la desinformación en temas de salud es mayor en el ámbito de la psicología que en otros como la medicina o la nutrición? No. Realmente es un problema generalizado que afecta a cualquier área que sea relevante para el bienestar de una persona. De hecho, cuando por razones de planificación de tratamiento se hace necesario colaborar con nutricionistas, por ejemplo, como en casos de trastornos de la conducta alimentaria, es sorprendente comprobar cuánta desinformación hay y cuántos consejos completamente erróneos se difunden también por redes. Así que no, no es exclusivo de psicología. Para quienes están considerando acudir a terapia pero tienen dudas sobre si su situación es lo suficientemente importante, ¿qué mensaje les enviaría como profesional? Que es mejor pecar de precavido y que sea un profesional de la psicología quien indique que su malestar no requiere de una intervención profesional que autodiagnosticarse con el riesgo de no acceder a un servicio que podría ser de ayuda. Aunque sí es cierto que, como se mencionó anteriormente, no todo malestar es patológico y divulgar mal sobre ello puede sensibilizar a las personas y acabar generando, incluso, menor tolerancia a malestares completamente adaptativos. La conversación con Paula Tirso pone de manifiesto la importancia de reflexionar sobre los efectos del autodiagnóstico en una sociedad cada vez más conectada a través de las redes sociales. Hablar de salud mental es necesario, pero hacerlo con rigor y conciencia lo es aún más. Comprender el "para qué" de las emociones y no querer escapar de algo que es tan humano es un paso fundamental para avanzar hacia soluciones reales. |
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