El talento, actuando en solitario, no siempre gana encuentros. Se necesita de una buena dosis de esfuerzo, de sacrificio, de emplearse de manera constante. Nadie escapa a esta máxima. Ni siquiera este Real Madrid de recursos infinitos. Su poderío disminuye si no se emplean con contundencia. Sucede, además, cuando enfrente está un adversario correoso, como el caso de UCAM Murcia. No entendieron su visita a Madrid como un trámite. Exigieron al conjunto de Laso; acabaron muriendo en la orilla. El impulso de Campazzo no fue suficiente para frenar ni a Llull ni a Doncic, artífices del triunfo del Real Madrid. Son la pareja de moda.
Antes del descanso, el Real Madrid tuvo dos opciones de dispararse en el marcador. Se desperdiciaron. Su primera renta (17-11) fue consecuencia directa de Llull. Está en estado de gracia. Anotó 7 puntos y repartió 4 asistencias sin esfuerzo. Estuvo secundado por un buen arranque de Randolph. No fue suficiente. El UCAM Murcia alcanzó el cierre de cuarto con una desventaja exigua: 22-19. La actuación de Campazzo fue determinante. Es un espejo de Llull. El argentino daba réplica con auténtica suficiencia. Está de dulce, también. Nada más empezar el segundo cuarto, una segunda bala: 27-19 con puntos de Carroll y descanso mínimo de Campazzo. A su vuelta, nuevamente, en equilibrio: 27-25.
Agitada segunda parte
Con este vaivén del marcador y del juego inconstante del Real Madrid se tocó el descanso (42-36). A la vuelta, apareció Doncic. El esloveno sumó 6 puntos consecutivos, que, acompañados de unas buenas acciones defensivas, impulsaron, nuevamente al Real Madrid. El talento estaba tan presente como el esfuerzo. El Real Madrid entró en ebullición. Puntos de Maciulis, buenas defensas y anulación de Campazzo. Y Doncic haciendo diabluras. El balcánico animó el cotarro. En consecuencia, el UCAM Murcia vivió su primer, y verdadero, aprieto serio: 52-40.
Y con el encuentro agitado, más entretenido que una sosa primera parte, Llull volvió a encontrarse: 5 puntos seguidos a su zurrón. El Real Madrid estaba, en su cuarto predilecto, aniquilando su cita doméstica. Fue un espejismo. El UCAM Murcia -que venía de hacer su debut en Europa- templó nervios y se echó en brazos de Campazzo. El argentino empezó a repartir asistencias (acabó con 14) y Antelo, Benite y Delia, e incluso un renacido Faverani, recuperaron el terreno perdido. Y vuelta a empezar:57-52. Inyección de moral, máxime tras sobrevivir a uno de esos triples marca de la casa de Llull.
El acto final comenzó con todas las opciones intactas: 68-64. Fue el inicio de un cuarto trepidante y destinado para jugadores de alta enjundia. Como Doncic. Es un imberbe con una aptitud y actitud impensable para su edad. Tomó el mando, y anotó, y asistió (destacó un gran pase a Hunter), y defendió. Chico para todo. Gen ganador. Quiere ser una estrella. Como lo es Reyes. Que aportó sus minutos y sus puntos. El parcial fue demoledor: 13-0. Quedaba tiempo, aunque era la mayor diferencia: 81-64. Todo pareció sentenciado hasta que el UCAM se volvió a conectar y el Real Madrid se volvió inconstante. No cerró su faena. Y a falta de tres minutos, llegó el empate y el susto, claro: 82-82. Pero Campazzo no pudo con todo. Ni sus secundarios, que no tuvieron la templanza de Doncic. Canasta cuerpo a cuerpo del esloveno. La encestó como si nada. Y Randolph reapareció en defensa y en ataque, con mate incluido. La puntilla fue un triple de Rudy. El susto se transformó en reacción inmediata, y el Real Madrid se apuntó el éxito en un gran duelo entre Llull y Campazzo con Doncic como invitado estrella.
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