Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Democracia | Suiza | Referéndum | Participación ciudadana

Suiza y la verdadera democracia: ¿por qué en España no se consulta a los ciudadanos?

A través de referéndums y consultas populares, los suizos pueden influir directamente en las leyes y políticas que afectan su vida cotidiana
Llucià Pou Sabaté
martes, 4 de febrero de 2025, 09:10 h (CET)

Cuando hablamos de democracia, solemos pensar en el derecho a votar, en la posibilidad de elegir representantes y en la existencia de instituciones que garanticen la participación ciudadana. Sin embargo, no todas las democracias funcionan de la misma manera, y el caso de Suiza nos ofrece un modelo que muchos consideran más auténtico y participativo que el de España.


Suiza: Un modelo de Democracia directa


Suiza es un país reconocido por su sistema de democracia directa, en el que los ciudadanos tienen un papel activo en la toma de decisiones políticas. A través de referéndums y consultas populares, los suizos pueden influir directamente en las leyes y políticas que afectan su vida cotidiana.

Cualquier ciudadano puede proponer cambios en la legislación mediante iniciativas populares, y cualquier ley aprobada por el parlamento puede ser sometida a votación si se reúnen suficientes firmas para solicitar un referéndum.


Este modelo garantiza que las cuestiones que realmente preocupan a la población sean debatidas y decididas por el pueblo, y no solo por los políticos o los partidos. En Suiza, los ciudadanos no solo votan cada cuatro años para elegir representantes, sino que participan activamente en la vida política, asegurando que sus intereses sean escuchados y respetados.


España: Un sistema representativo con poca participación ciudadana


En contraste, España funciona bajo un sistema de democracia representativa, en el que los ciudadanos solo votan cada cierto tiempo para elegir a los partidos políticos que ocuparán el poder.

Sin embargo, este sistema tiene una limitación fundamental: una vez que los partidos alcanzan el poder, los ciudadanos pierden prácticamente toda capacidad de influencia directa sobre las decisiones políticas.


A diferencia de Suiza, en España no existe un mecanismo habitual de referéndum para consultar a la ciudadanía sobre cuestiones clave. Aunque la Constitución española prevé el referéndum consultivo, en la práctica se usa muy poco y siempre bajo la decisión del gobierno. Esto significa que las grandes decisiones políticas se toman en el parlamento sin una consulta real a los ciudadanos.


Otro problema es que en España votamos listas cerradas de partidos en lugar de elegir directamente a las personas que nos representan. Esto provoca que los políticos no respondan tanto a sus votantes como a las estructuras de los partidos, lo que genera una desconexión entre la clase política y la sociedad.


¿Podría España aprender de Suiza?


Para que España se acercara a una verdadera democracia participativa, sería necesario implementar mecanismos que permitieran a los ciudadanos influir en las decisiones políticas más allá de las elecciones. Algunas propuestas incluyen:


- Introducir el referéndum vinculante para cuestiones importantes.

- Permitir iniciativas populares que puedan modificar leyes.

- Reformar el sistema electoral para que los ciudadanos voten directamente a las personas y no solo a partidos.

- Fomentar la participación ciudadana en la toma de decisiones locales.


Un sistema más participativo no solo fortalecería la democracia, sino que también aumentaría la confianza de los ciudadanos en las instituciones y mejoraría la calidad de la política en España.


Suiza demuestra que una democracia más directa y cercana a los ciudadanos es posible. La pregunta es: ¿estamos preparados para exigirla en España?

Noticias relacionadas

El odio a Trump tiene elementos de despecho y rabieta adolescentes. Como si tuviéramos enfrente de nuevo a ese abusón de clase, a aquel amor que nos daba portazo de repente o al severo padre que nos castigaba sin paga. Trump es un tipo difícil de querer y fácil de odiar. Empiecen preguntando a su madre, mujer y amantes. 

Los acuerdos que adopta el odiado Gobierno sanchista con otros partidos políticos que también son españoles, al menos de momento, son refrendados siempre de forma satisfactoria (para ellos) por el CIS, y claro está que, aunque el CIS tenga unos resultados de sus encuestas que no aprueban las felonías de Sánchez, este irreverente CIS no puede decir otra cosa que no sea el dictamen que le llega del Jefe Supremo Sánchez.

Supongamos que, por un momento, esa verdad en la que siempre hemos creído, no lo es. Sencillamente, no existe. Es el resultado final de un pacto colectivo, voluntario o no, entre una serie de personas que normalizan una determinada visión, percepción o concepto. Una convención que se ha transmitido durante años, décadas o siglos, que pone de manifiesto, sin dudarlo, que la realidad se construye o se edifica por los propios seres humanos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto