Pocas veces o ninguna como ahora ha estado tan dividido el espectro político en España. Si nos atenemos al principio de «divide y vencerás», esta fragmentación puede hacer que la situación se vuelva ingobernable por mucho tiempo, es decir, tras unas cuantas elecciones generales, y la razón de ello es que no se han sabido gestionar las mayorías suficientes, y tal vez en futuras convocatorias electorales sea ésta una buena ocasión para tener que dialogar y llegar a acuerdos que tengan en cuenta las verdaderas necesidades y las verdaderas soluciones para los auténticos problemas de los españoles, y no “chorradas” del calibre de ley animal o ley trans. Ahora bien, para ello haría falta mucha generosidad y menos espíritu egocéntrico, y por supuesto, es precisa una base ética y moral que en los últimos tiempos brilla por su ausencia. Entre tanto, a río revuelto, ganancia de algunos pescadores que no lo merecen, y es que no merecen coger ni un cangrejo. Y para acabar, una pregunta: ¿Qué le importa más al ciudadano, que un hombre quiera ser mujer o que tenga una buena sanidad pública y ser bien atendido? Desgraciadamente, para muchos lo primero.
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