Javier Sarti (Valencia, 1954) es un novelista que, a lo largo de su periplo literario, ya lleva varios títulos publicados (‘La memoria inútil’, ‘El estruendo’ y ‘Blanca y Viernes’), así como un codiciado premio de relatos breves: el Gabriel Miró, edición del año 2002, obtenido con su obra ‘No hay más mensajes’. Precisamente ahora, Sarti reincide en esto de los galardones al conseguir el LVI Premio de Novela Ateneo-Ciudad de Valladolid con ‘Piranesi construido’ (Ed. Algaida, 2010). Utilizando como excusa los grabados de unas cárceles imaginarias, dibujados por el arquitecto y grabador italiano Piranesi, Javier Sarti elabora una alegoría o fábula, en la que a través del diálogo entre dos personajes descubrimos un trasunto de amor, odio y venganza. En ‘Piranesi construido’ ni el tiempo ni el espacio tienen relevancia, la acción avanza sólo a través de estos dos personajes que también carecen de innecesarios nombres propios.
Javier Sarti.
Herme Cerezo / SIGLO XXI
¿Conseguir un premio de tanto prestigio como el Ateneo de Valladolid incentiva la autoestima?
La autoestima la tengo bien [risas], pero sí que es cierto que este premio representa un subidón, una gran satisfacción para mí, al mismo tiempo que una despreocupación, porque sé que el libro se va a publicar y el problema de las ventas ya no me obsesiona tanto. Por otro lado, también estoy muy contento porque los libros de esta colección se mantienen mucho tiempo en catálogo y eso es muy importante para un escritor.
Tú eres un escritor afortunado en justas literarias: en el año 2002 obtuviste el Gabriel Miró.
Mira, ganar un concurso de relatos breves en el que se presentan dos mil doscientos cuentos es una verdadera lotería. Afortunadamente me tocó a mí, pero estoy seguro que había otros cincuenta relatos tan buenos como el mío.
¿Cómo llegas a Piranesi?
En la novela manejo una serie de conceptos que me interesan y que un personaje expone a otro, que es su contrapuesto. Entre los dos estalla la controversia y yo tengo que vehicular a estos personajes, darles un revestimiento. Es ahí cuando, en un momento dado, me llega la idea de los grabados siniestros y lúgubres de Piranesi y pienso que alguien puede querer llevar a la piedra lo que no son más que bocetos de tinta y papel hasta ese momento. Una persona lo hace y es denostada y machacada por la crítica. Eso hace que uno de los personajes articule un discurso agresivo contra quien le ha maltratado en la prensa de un modo tan feroz.
Los protagonistas de la novela carecen de nombre, ¿estamos ante personajes que representan conceptos, símbolos?
Yo quería que los personajes, el lugar y la ubicación temporal estuvieran fuera de contexto. Me interesaba que la novela fuese un poco simbólica en ese sentido, que estuviera a mitad de camino entre la fábula, lo onírico y la alegoría.
¿Los personajes hablan por ti?
Los personajes hablan por mí al cien por cien, porque a fin de cuentas lo que has escrito forma parte de tu persona. Son tus pensamientos, lo que has vivido, imaginado, creído, discurrido... Si articulas un discurso en una novela es evidente que sale de ti, aunque eso no quiere decir que tú lo suscribas todo. En este caso, he tratado a los dos personajes por igual, sin tomar partido por ninguno de ellos. Cada uno expone sus puntos de vista, aunque luego, al leer la novela, uno pueda resultar más simpático que el otro. Desde luego he huido del tipo del libro dogmático.
‘Piranesi construido’ no es un una novela amable.
Mi libro es crudo, amargo, cruel y de ninguna forma lleva un mensaje positivo. Creo que estamos un poco saturados de libros que llevan pensamientos positivos. Aquí se trata de la lucha entre los puntos de vista de dos personajes enfrentados y ninguno de los dos pretende mejorar el mundo.
El primer personaje, por llamarlo así, tiene una opinión de la existencia muy dura.
No es una opinión, es una constatación que él tiene de lo que hay. Es un personaje amargo que expresa ese punto de vista, que no es mi punto de vista personal. Él piensa que los personas para sobrevivir han de devorar a sus semejantes y si nos fijamos bien es lo que ocurre en la naturaleza. Actualmente parece que la naturaleza es una maravilla y no es así, porque en ella están todos los peligros: los animales salvajes, los terremotos, los volcanes, las inundaciones, etcétera.
La visión del segundo personaje, que trata de pasar desapercibido por la vida para que no le quiten lo suyo, tampoco es muy alentadora.
La visión del segundo personaje es un poco cínica, porque para sobrevivir ha decidido seguirle el juego a la vida, salirse del absurdo e intentar medrar de la mejor manera posible.
¿’Piranesi construido’ es un ajuste de cuentas no contra nadie en concreto sino contra el modo de vivir?
Cuando escribí la novela me planteé ¿qué mueve a las personas? Los sentimientos. Las emociones producidas por el amor y el odio son las más intensas y son las que mueven a los personajes. Por eso los construí así. La venganza es una restauración del equilibrio natural de las cosas. Ya sé que esto no es correcto, pero de vez en cuando hay que decir cosas que salgan del discurso dominante.
¿La presencia en la novela de los medios de comunicación es casual?
Los medios de comunicación aparecen porque creo que son muy representativos de lo que ocurre hoy. Hay medios de comunicación escritos, visuales, orales, que constantemente nos bombardean. Probablemente exponen lo que demanda la sociedad, son esclavos suyos y transmiten el mensaje que les piden.
Terminamos, ¿‘Piranesi construido’ va a dirigido a todo el público en general o es un libro de minorías?
Mira, hay dos mercados: uno el de la literatura y otro el de ocio y entretenimiento. Son dos industrias que comparten sólo el formato libro, pero que no tienen nada que ver entre sí. Yo no concibo la existencia de libros sólo para leer en vacaciones, porque para leer en vacaciones me llevo los mismos libros que leo en cualquier momento. A mí lo único que me interesa es la literatura y sé que mis novelas van dirigidas a un grupo minoritario de lectores, aunque no lo digo como un marchamo de prestigio.
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