La secuencia duró tres minutos. El argumento, como las mejores producciones cinematográficas, reunió todos los elementos deseados por el espectador: héroes y villanos; dosis tensión; ciertos aires de espectáculo; sorpresivos giros en la trama y todo aquello que surge cuando miden fuerzas Real Madrid y Baskonia, dos de los ocho mejores clubes de Europa. Ganó el anfitrión, los que vestían de blanco y contaban en su alineación con un memorable Doncic. El esloveno dejó esta hoja de servicios: 15 puntos, 13 rebotes, 4 asistencias, 4 recuperaciones, 7 faltas recibidas, 32 de valoración y todo en 30 minutos en pista. El joven talento fue el actor protagonista de una trama que tuvo en Randolph a un notable actor secundario (13 puntos, 6 rebotes y 14 de valoración) y a Felipe Reyes, nuevamente, en el papel de histórico: máximo anotador de la historia del Real Madrid, tras superar a Biriukov, con 5.312 puntos.
Nada de valor en treinta y siete minutos de juego en comparación a los tres últimos, y largos, minutos. En esa fase determinante, el Baskonia se adentró con un exiguo mando en el marcador (75-77). La fuerza vitoriana estaba en Beaubois, puesto que Larkin se quedó seco en el cuarto decisivo (hasta entonces, 14 minutos); y también se notó en falta la falta de efectivos (Shengelia o Bargnani, por ejemplo). En esas estaba Llull. No estuvo como siempre, pero apareció en las acciones finales. Una canasta suya empató el encuentro (77-77). Quedaba entonces ya un minuto. Sucedió de todo. Hanga anotó de tres tras el enésimo rebote ofensivo del Baskonia (15 en total). Quedaba ya 48 minutos en juego (77-80).
Pareció ser una canasta determinante. No lo fue. Estaba Doncic con ganas de animar el cotarro. Aunque fuera a costa de llevarse un tremendo golpe de Budinger, quién cometió un grave error y emborronó su buena actuación. Carroll, el reemplazo del esloveno, no desaprovechó esa intencionada (79-80). Y cuando más afloran los nervios, más tranquilo está Randolph. Se jugó un triple como si nada importada y lo anotó. Levantó al Palacio. El Real Madrid había volteado el electrónico, a falta de 31 segundos, dos arriba (82-80). La respuesta del Baskonia estuvo en Hanga. Falló. O más bien el incómodo Doncic le animó a errar en su entrada a canasta. El rebote lo recogió Doncic. El Madrid selló su triunfo, una victoria valiosa en posicionarse como primero en Liga Endesa, con los tiros libres de Randolph y Nocioni (86-82).
Máxima igualdad
Todo lo anterior sirvió para disfrutar de un buen baloncesto, aunque caracterizado por las continuadas faltas personales, errores en canastas, endeblez defensiva y un innecesario protagonismo arbitral. En este conglomerado de recuerdos queda el buen comienzo del Baskonia. Su parcial de 0-8 y dejando cinco minutos sin anotar al Real Madrid propiciaron una bronca sonora de Laso: "¿Qué os creéis, que vais a jugar sin pegaros contra éstos? Parecen aviones". La reprimenda tuvo su efecto. Doncic empezó a hacer de las suyas. Diabluras de genio a la edad de un niño; Randolph también entendió la necesidad de cambiar.
Antes del descanso (con un 43-40) también quedó para el recuerdo el buen hacer de Larkin. Un base de categoría que se apagó progresivamente. El Baskonia le echó en falta en el epílogo; aunque estuviera un acertado Beaubois. También fueron minutos para Hunter, con su poderío en la zona ofensiva. Rebote y canastas. Se asoció también con Doncic. Para la videoteca, un pase por la espalda del esloveno. Y también dos mates de Randolph, uno trabajado en el poste bajo y otro culminando una contra veloz de Llull.
Superado el ecuador del encuentro, y antes de adentrarse en esos tres minutos de auténtica pasión, Real Madrid y Baskonia intercambiaron golpes y canastas, así como errores y protagonismo con los árbitros: en poco más de un minuto, una técnica a Ayón, otra al banquillo del Real Madrid y otra a Diop. Eran técnicas de reglamento, pero innecesarias para el espectáculo, aunque lo diga la legislación vigente. El resto es sabido. Nadie detuvo a Doncic. Fue el MVP del partido y de la jornada de Liga Endesa. El Real Madrid endosó al Baskonia un parcial en modo avalancha: 9-2 en apenas 48 segundos. Cosas de Doncic, un niño que juega como un ángel.
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