Ya regresan, a modo de alisios lacerantes, los homófobos vientos que sacuden inmisericordes, el Este de Europa. En la bellísima ex-capital de la Madre Rusia, el cuerpo legislativo de la ciudad del Neva ha aprobado por unanimidad una normativa indignante.Se trata de multas de hasta 1.183 euros para aquellos que promueban, lo que denominan "las acciones públicas destinadas a la propaganda de la sodomía, el lesbianismo, la bisexualidad y la transexualidad entre los menores".
Si no se tratara de un asunto con derivadas tan nauseabundas, lo dejaríamos en un apunte meramente esperpéntico de la interminable lista de despropósitos y continuos ataques a las libertades ciudadanas, tan desagradablemente comunes en Rusia. Como jarrea sobre inundado, los ataques al colectivo LGTB sufren una nueva vuelta de tuerca, y lo más preocupante es que nos viene de las urbe más civilizada y más cultivada del país más grande de Europa. ¡Que no padecerán los gays en los Urales o en Novosibirsk!. Unión, Progreso y Democracia no cejará en su empeño de extender la civilidad, el respeto y la inequívoca posición a favor de los derechos fundamentales que hace de nuestra formación un partido moderno y comprometido con las causas justas. No en vano UPyD reclam,a como condición sine quanon, el respeto a los derechos Humanos en las relaciones de España y la UE con terceros países.
Estas noticias que nos llegan del Golfo de Finlandia, se suceden sin solución de continuidad, no solamente referidos a los furibundos ataques a los DDHH que padecen los ciudadanos y ciudadanas del país del tándem Putin/Medvedev, sino que afectan a otros estados del Este. Otros Estados que no se sitúan exclusivamente al otro lado del limes de la UE. Tenemos el caballo de Troya entre nosotros del desprecio a la dignidad y derechos de los ciudadanos gays desde el momento que la Unión Europea aceptó, en su seno, a países que otrora estaban en el lado oriental del telón de acero. Países que heredaron dos terribles cánceres: El del sovietismo y el del confesionalismo militante e incapaz de disociar religión de identidad, Estado con confesión, de sus habitantes. Personas que se acostaron autoritarios y reaccionarios, se despertaron en eso que se llamó socialismo real y, apenas sin transición, pasaron a ser miembros del selecto club de países demócraticos. Tenemos ejemplos muy recientes en Polonia, Lituania, resto de países bálticos o los Cárpatos. No todos los países del centro y este europeos tienen este mal como infame denominador común, pero sí bastantes.
La lucha por los derechos civiles de todo ciudadano discriminado por razón de orientación sexual sigue siendo necesaria, inflexible, ante cualquier atisbo homófobo dentro de una UE, que debe encaminarse hacia un laicismo cívico, hacia una sociedad de ciudadanos libres, con igualdad de derechos y obligaciones. Una lucha que tiene y tendrá en UPyD un referente. La Gran Rusia forma parte de esa "otra Europa", pero no por ello debemos dejar de denunciar y apoyar al colectivo LGTB ruso en sus legítimas demandas. Un país Rusia, que despenalizó las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo en 1993, pero que desde el inicio de la era Putin, al filo del siglo XX,I no hace sino sobresaltar a la comunidad internacional ante el resurgimiento de actitudes reaccionarias propias del régimen estalinista. Que estas noticias lleguen de San Petersburgo son realmente penosas. Desde Rusia, sin amor. Nicolás de Miguel, Área Internacional de UPyD
|