Casi dos meses después, Tailandia aún está lejos de superar las peores inundaciones de las últimas seis décadas. El agua ha inundado buena parte de 65 de las 77 provincias en que se divide el país y, aunque se ha retirado en la mayor parte de ellas, aún permanece estancada en 16 provincias centrales y otras cuatro meridionales.
Las víctimas mortales son, según los últimos datos, 615. Se cuentan por centenares, y no miles o decenas de miles, como casi nos tiene acostumbrados la región. Eso sí, casi dos millones de hogares (o cinco millones de personas) todavía luchan contra el agua que les impide hacer una vida normal. En total, se calcula que 13 millones de tailandeses (una quinta parte de la población) ha sido afectados por las consecuencias de la estación de lluvias.
El coste económico, como sucede en estos casos, es casi incalculable. El Banco Mundial ha estimado que por ahora las inundaciones le han costado a Tailandia 45.000 millones de dólares. Se prevé que el país sólo crecerá este año un 2,4 por ciento, es decir, un 1,2 menos que el año pasado.
La firma japonesa Toyota Motor Corp. suspendió sus producción local entre el 10 de octubre y el 21 de noviembre, mientras que la también nipona Honda detuvo sus operaciones a las afueras de Bangkok el 9 de octubre, y todavía no ha anunciado la fecha en que las reiniciará. El resultado de este paréntesis es una caída del 61,3 por ciento en la producción automovilística con respecto a octubre del año pasado.
Las compañías dedicadas a la electrónica también han sufrido considerablemente. La manufactura de repuestos cayó un 45 por ciento, y es posible que la producción no vuelva a niveles normales hasta dentro de dos meses. No está de más decir que el 40 por ciento de los discos duros del mundo se fabrican en Tailandia. Compañías del tamaño de Sony y Canon han anunciado que no podrán satisfacer la demanda de muchos de sus productos durante las próximas semanas.
A esto hay que añadir la inevitable crisis turística en uno de los países más visitados del mundo. Se calcula que, por causa de las malas noticias, las playas de agua cristalina y los hiper-ornamentados templos budistas tailandeses han perdido el estímulo económico de un número que oscila entre 400.000 y 750.000 farang o extranjeros.
Lo que más impresiona de las inundaciones, no obstante, no son tanto las cifras que arrojan como su persistencia. Hace casi dos meses que comenzamos a recibir imágenes de campos y ciudades cubiertos por el agua, y las seguimos recibiendo.
World Vision instó este viernes a "la protección inmediata de la infancia" en el noroeste de Siria, donde dijo que más de 550.000 niños están en riesgo de sufrir problemas de salud mental y unos 24.300 han sido desplazados, debido a la reciente escalada de las hostilidades.
Al menos 1360 niños y niñas nunca se han reunido con sus madres y padres seis años después de que el Gobierno de Estados Unidos los separó de manera forzosa en la frontera de Estados Unidos, según se denuncia en un informe divulgado por la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW).
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) concluyó dos semanas de audiencias sobre las obligaciones jurídicas de los Estados ante la crisis del clima y los daños causados por los mayores contaminantes, sobre lo cual emitirá opinión como un nuevo paso hacia una justicia climática. El máximo tribunal de las Naciones Unidas anunció que, después de escuchar los argumentos de más de 100 países y organizaciones internacionales, “comenzará ahora su deliberación".