Pocos apostábamos por un partido tan largo, tan duro y tan al límite para cerrar la eliminatoria de la Copa Davis. Argentina se perfilaba como un difícil rival, pero la sensación que el equipo albiceleste ha demostrado en el estadio olímpico de La Cartuja ha sido otra totalmente superior. Los argentinos no han podido con el vendaval español, pero han sido unos competidores de diez a nivel deportivo y a nivel personal. Sevilla ha vivido una final de infarto y de éxtasis que para beneficio local se ha decantado a favor de los nuestros.
La palabra equipo para definir a este grupo de jugadores se queda corta. Capitaneados por un siempre correcto Albert Costa; Feliciano, Verdasco, Ferrer, Nadal y por qué no…también Granollers hacen que el orgullo español a nivel deportivo vuelva a cobrar límites insospechados. Desde el año 2000, cuando un abanderado Rafael Nadal abría paso al primer equipo español que ganó la Davis en el Palau Sant Jordi, hasta este año 2011, España ha conseguido ganar ni más ni menos que cinco eliminatorias. Cinco veces campeones de la Copa Davis en tan sólo 11 años que hacen que este grandísimo equipo se sitúe como el mejor del mundo.
Esta vez, Nadal ya como jugador y como número uno de la Armada ha conseguido a base de trabajo, coraje y humildad hacer que el milagro siempre esté de cara. El punto global disputado en su partido frente a Del Potro ha inclinado la balanza hacia el lado español y tras cuatro horas y ocho minutos de intenso juego y emociones el mallorquín ha sentenciado en el Tie-break, con una derecha impoluta y sin que le temblara el pulso, la prueba final que nos ha permitido alzar la copa, la voz y en cierto modo también la autoestima.
De frente, como eterno rival, Argentina y de forma más concreta, la Torre de Tandil. Del Potro con tan sólo 23 años ha demostrado ser un jugador de diez. Ha sacado fuerzas de donde no las tenía, ha luchado bola a bola cada uno de sus puntos y ha situado en varias ocasiones a Rafa Nadal en la cuerda floja, al filo de la derrota.
27.700 personas han sido protagonistas de esta competición, han sido partícipes de la fiesta final, pero también de las subidas y bajadas de las emociones y de la concentración de los jugadores. En estos partidos de alta competición donde únicamente te vales tú mismo es de admirar el esfuerzo personal de cada jugador. Existe un derroche físico y mental que roza límites insospechados. La adrenalina se eleva a un nivel indescriptible y ahí es donde la concentración y la preparación de cada uno de ellos hace que se hagan visibles las diferencias entre los grandes jugadores y los números uno. La presión se convierte en una eterna compañera y la victoria en la meta más deseada.
Y esto es lo que han vivido nuestros representantes en Copa Davis estos tres días. Siempre han estado acompañados de familiares, amigos y fieles seguidores, pero finalmente lo único que cuenta es el arrojo y la valentía a nivel individual. Y con esto no me centro únicamente en el tenis, sino también en otros deportes como el ciclismo o el atletismo. Deportes donde el nivel de exigencia es máximo y hay que estar muy preparado emocionalmente para poder asumir cualquiera de los caminos que depare esa competición. La victoria tiene sabor dulce y hoy lo han vivido nuestros jugadores, la cara menos amable se la han quedado los argentinos, que han demostrado dentro y fuera de la pista que todavía van a dar mucha guerra.
Ahora es momento de disfrutar y de celebrar una victoria que el mismo Rafa Nadal, tras conseguir el punto decisivo, ha catalogado como “una victoria de todos”. ¡Grande Rafa, grande la “Armada” y grande nuestro Tenis!
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