Ni miento ni exagero. Únicamente basta con ver las desgarradoras escenas de histeria colectiva incluidas que tras la muerte de Kim Jong-il se han desencadenado en Corea del Norte. Y es que resulta que este sanguinario dictador posee la suprema potestad de haber vivido sin defecar. Casi 25 millones de Norcoreanos así lo certifican mediante sus lágrimas sudor y sangre…
Lástima que Yolort Delánoye, coleccionistas de gases famosos, no halla podido coger un “pequeño pedillo” del culo cosido Kim Jong… No te digo yo lo que valdría oler el gas del hombre que nunca cagaba. Éste egocéntrico sujeto neocelandés de nombre Yolort Delánoye dice tener en unos frascos especiales, el gas metano de varios y variados personajes de la moda, el cine, la televisión y demás espectá-culos.
Según parece, el individuo en cuestión lleva años detrás de los famosos/as, con un único objetivo; conseguir sus flatulentos olores vitales.El método que usa para obtener semejante colección etérea es una especie de ambientador, -de esos que se cuelgan dentro del inodoro-el cual dispone de un mecanismo que absorbe el gas, que sitúa previamente en los inodoros de algunos restaurantes y hoteles donde se alojan los famosos/as en sus muchas giras internacionales.
No todos los gases huelen igual.
Aunque todos los francos contienen exclusivamente gas metano, no todos huelen igual. Por ejemplo, según Delánoye. El gas de Jennifer López, la bombona de carne, o lo que es igual, el culo mejor valorado del mudo, es de los gases más puros, es decir el que más huele a como huele el gas metano…
Del gas de Ladi Gaga dice que huele a todo un poco; carne, pescado, berenjenas etc.
Sin irnos tan lejos. Del gas de Penélope Cruz dice que deja en nariz pequeños aromas de jamón-jamón,
Del de Paz Vega dice que deja resuellos olfativos a carne virgen abrasada. De Javier Bardem dice que huele a bacalao de mar adentro. Mientras que el de Antonio Banderas deja un cierto tufillo a grifa de Grifi.
Del cinéfilo de la mancha Almodóvar dice que deja penetrante olor a aceite.
Por último nos deja una breve recopilación de los gases ministrables. Del gas de Rubalcaba dice que es muy apreciable el olor intenso a madrigueras de hienas y zorros. El de Pepe Blanco deja un cierto olor a gasolina.
Del gas de De la Vega dice que emana olor a bollo caduco y por último del gas de Bibiana Aído dice que es inconfundible, el olor que deja a “niños muertos”.
Personalmente no sé si lo que se deja oír en las redes sobre la rara afición de este sujeto llamado Yolort Delánoye, será verdad o mentira. Ahora bien, si es verdad, no hay duda de que a este tipo se le debería de dar el premio a la idea más brillante y rentable del siglo pasado y del actual. Por qué digo esto: Supongamos que hoy se podría oler el gas metano que en vida dejó Elvis, Presley, Michael Jackson, Marilyn Monroe y demás famosos/as. Cuánto no darían sus más fanáticos fans por oler la esencia gaseosa de sus ídolos. Cuánto… Incalculable.
En fin. No existe imbecilidad alguna que se pueda comparar a la de muchos, muchísimos, seres humanos: nacemos de gases, precisamos de gases para vivir. Sin embargo repudiamos los propios y olemos, cual de la esencia más agradable del mundo fuera los fétidos gases de nuestros ídolos. Y para ejemplo; Supongo que hayan visto ustedes estos días atrás a miles de adolescentes acampadas durantes días por aquello de no perderse por nada del mundo el concierto de Justin Bieber…Miles de jóvenes con las mismas bragas aguantando las intemperies como autenticas cosacas. Orinando y demás en prados, hojas y amapolas ? Y por papel higiénico? Pues, eso; papel higiénico “jolín”- es tan barato y cuesta tan poquitín...
Miles de jóvenes en muchos casos con los padres en paro; miles de jóvenes que se mean literalmente con solo oler los pedos del sujeto en cuestión. Que chillan y gritan cual posesas. Miles de jóvenes de las cuales muchas no tienen reparo en desechar los frutos de sus follajes, con tal de no tener que soporta las incomodidades de transportar barriga cuando se trata de ver a su dios, a su ídolo. Estas adolescentes se avergüenzan del gas que las componen: Sin embargo no tiene ningún pudor en degustar ajenos olores, tripas chichas y sabores. Sin duda, estas jóvenes, sus padres, y casi todo los seres humanos ignoran, o mejor dicho no desean saber que precisamos de la expulsión del gas que generamos tras la combustión: de no ser así la vida humana tal y como la conocemos sería imposible.
Y aunque lo escrito mal huela es cierto, cierto como la propia vida.
Es preciso asimilar, si en verdad deseamos vivir con paz y en la paz, lo que realmente somos para que ningún humano sea tratado como un Dios, mientras el mismo defeque. Es decir, justo lo contrario de lo que la humanidad lleva haciendo por los siglos de los siglos, en los cuales todo el inconmensurable e infame derramamiento de sangre ha venido precedido de órdenes divinas. Imaginarios, Dioses y Diosas. Profetas. Emperadores y lideres que el hambriento pueblo alababan, cual de dioses se trataran, mientras estos defecaban al menos seis veces al día los restos de los más apetitosos manjares terrenales.
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