Han pasado doscientos años desde la Revolución Industrial. Las nubes negras de las fábricas como símbolos de progreso económico han evolucionado hasta llegar a “la nube” cibernética que todos conocemos y utilizamos. Pero el carbón sigue siendo el rey.
No ya en Europa, donde no ocurre nada salvo una lenta transición a la vejez de la civilización, sino en Asia, donde todo parece ser juventud y caos.
La Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA) ha publicado un informe que explica el espectacular crecimiento en el consumo de carbón en el mundo desde 1980.
Asia, donde la demanda ha aumentado en un 400 por ciento en las tres últimas décadas, es el principal responsable. China es, a su vez, el campeón asiático: sólo en ese país, el consumo se ha multiplicado por cinco desde 1980. En 2010, según la EIA, en China se quemó el 73 por ciento del carbón de Asia, y aproximadamente la midad del carbón del mundo.
La publicación del informe coincide con la noticia de que se ha descubierto la mayor reserva de carbón de Asia, según informa la agencia Xinhua.
En Europa, donde la producción ha caído en un 32% desde 1980, la palabra carbón suena a sucio y antiguo. Su mera mención trae a la memoria chimeneas de Charles Dickens. Pero quién conoce a Dickens en China.
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