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Nuestra conciencia emocional nos impele a denunciar a los cobardes poderosos. Cobardes -que gobiernan una superpotencia mundial en su ocaso- descaradamente agresivos y sólo “valientes” para atacar, saquear e insultar a los países y pueblos del mundo, incluyendo los países y pueblos europeos.
Sencillamente, no, no toca hoy mirar a otro lado mientras el mundo se adentra en el abismo de la sinrazón, el totalitarismo, el fascismo y el conflicto de la radicalidad entre polos. No, no toca hoy aparecer impávido ante la muerte de la libertad y al asesinato en directo del significado mismo del principio de igualad a golpe de talonario de los nuevos ideólogos del nazismo patrio 4.0 que con su riqueza quieren hacer claudicar el espíritu mismo de la democracia en el mundo actual.
Hoy quiero invitarlos a reflexionar en torno a la creciente industria de la autoayuda, con su promesa de éxito, prosperidad y felicidad al alcance de todos, puesto que ha experimentado un auge vertiginoso en la última década: libros, cursos, seminarios y gurús de dudosa procedencia proliferan por doquier, ofreciendo fórmulas cuasi mágicas para alcanzar un bienestar personal y profesional que así, realmente, no llega.
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