La Navidad siempre es un tiempo para reflexionar, para iniciar campañas solidarias, para conmover los corazones de la gente e invitar a las buenas acciones. Todas ellas con el único objetivo de crear una sociedad mejor y más solidaria. Así, la televisión, la radio, la prensa y en los últimos tiempos también Internet, son herramientas que bombardean a los ciudadanos para que se impliquen en acciones sociales que olvidarán pocos días después de Navidad. Las campañas de la DGT siempre me han conmovido, posiblemente porque paso muchas horas en la carretera, y frecuentemente observo imprudencias y comportamientos estúpidos con el único fin de ganar unos pocos segundos al viaje. La campaña de este año me ha movido las entrañas, casi me hace llorar a moco tendido con eso de que un día los accidentes serán cosa del pasado. No piensen que es por burla, sino porque echo de menos una campaña publicitaria que diga: “cualquier día las corruptelas de políticos, gobernantes y yernos del Rey serán cosa del pasado” y allí en una fosa encontraremos momificados un señor Bono, un Camps con traje nuevo, a Fabra con un avión de papel en las manos, o a Urdangarín envuelto en billetes de 500. Es una pena que no se emitan videos de este tipo todos los días en el Congreso de los Diputados, en el Senado, en el Parlamento Europeo, con el fin de recordar, a aquellos que nos gobiernan, que la mujer del Cesar no sólo debe ser honesta sino parecerlo.
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