“Las generaciones van mejorando, cada año van saliendo mejores
jugadores y cada vez más jóvenes” . En un tono ilusionado, pero a
la vez con cierta resignación al ver que las proezas del pasado
ahora se emulan con menor dificultad, Roberto Dueñas se inserta en
medio de la multitud, en un rincón de la cancha, agazapado,
intentando cubrir con cierto ahogo sus más de 2,20 de estatura sobre
el Complejo Norte de L'Hospitalet. El ex-pívot y detentador de seis
títulos ACB ha asistido a las tres jornadas del 33° Torneo Júnior
“Ciutat de L'Hospitalet 2012”, pero no ha sido el único.
A lo
largo de los días 3,4 y 5 de enero han desfilado por este centro
deportivo, situado en el cinturón de Barcelona, nombres y figuras
que han hecho levantar los ojos de los mismísimos protagonistas, de
los propios jugadores: Aíto García Reneses, Audie Norris, “Chichi”
Creus, Juan Carlos Navarro... han sido un pequeño adelanto de las
leyendas que se han dejado ver. Pero en este caso, las cámaras no se
enfocan sobre la notoriedad, sino sobre el mañana. Los protagonistas
de esta película son el futuro del baloncesto tanto nacional, como
europeo, son cuerpos de hombre con cara de niños que, casi arañando
las picotas del cielo, han aterrizado a Catalunya para demostrar todo
su bagaje.
La ciudad de L'Hospitalet ha sido una de las cuatro localidades
escogidas, junto con Roma, Kaunas y Belgrado para dirimir a la futura
élite del balón naranja y, a la vez, convertirse en un trampolín
para el Nike International Junior Tournament (NIJT) que se disputará
en la misma ciudad en la que se jugará la Final Four de la Euroliga
de este curso, Estambul. En esta 33 edición han asistido una porción
de las mejores canteras del baloncesto español: FIATC Mutua
Joventut, Cajasol Sevilla, FC Barcelona Regal y Real Madrid a los que
se les ha sumado el aroma del este: los lituanos del Lietuvos Rytas,
los bosnios del KK Spaars y por último, los croatas del KK Cedevita,
sin olvidar al anfitrión y cenicienta del torneo, el CB
L'Hospitalet.
|  | Al primer vistazo parece imposible que algunos de estos niños hayan
nacido en el 95'. El propio Aíto García Reneses reconoce: “Lo que
más me sorprende es que estos chavales cada vez son más altos y que
en cierto modo, cada vez se prioriza más la potencia en detrimento
del pensamiento individual”. El cuarto técnico español más
laureado de nuestro baloncesto no quiere vivir lo que ha ocurrido en
Estados Unidos: “Está muy bien que los chavales cada vez sean más
fuertes, pero no podemos dar importancia únicamente al uno contra
uno porque sino, nos pasará lo mismo que ha ocurrido en la NBA, que
ahora está intentando volver atrás”.
El madrileño merodea con
sigilo por las tribunas en busca de la mejor vista para analizar al
jugador que más le ha sorprendido; un alero lituano de 2,10 que
milita en las filas del Cajasol: “¡Ese
de ahí, el que está lanzando de tiros libres!” exclama, “es
alto, tiene juego exterior, parece listo... creo que es un potencial
tremendo para desarrollar”. Es Kristaps Porzingis, el jugador más
alto del torneo, con permiso del lesionado Bienvenue Letuni (FIATC
Mutua Joventut), que sin saberlo, está siendo analizado por una
tropa de scouts americanos.
Desde la primera jornada, por encima de todo, queda un sentimiento
generalizado: la superioridad del combinado lituano del Lietuvos
Rytas. Juanma Pino, míster del equipo cajista, reconoce que el
conjunto del este “es el equipo que mejor baloncesto hace y el más
hecho físicamente del torneo”. A pie de pista y con las
estadísticas en mano, sorprende el ejercicio coral de los hombres
del mítico Darius Maskoliunas, ex jugador de Zalgiris Kaunas en la
década de los noventa. Aquí no hay estrellas, es todo equipo, una
especie de trabajo en cadena que recuerda a la máxima sobriedad de
la historia del baloncesto del este. Todos los jugadores cuentan,
todos suman minutos.
En la semifinal frente a Cajasol, el combinado
lituano quiebra literalmente a su oponente por 97-70. Razukas
Karolis, el hombre con menos tiempo de juego en pista llega a los 9
minutos ante los sevillanos, mientras que Alvydas Zarskus suma 22, el
que más. La locomotora lituana llega a la final lanzando a todos sus
oponentes a la lona. Todos, salvo uno, el Joventut. El conjunto
estibado por Paco Redondo (designado mejor entrenador del torneo) fue
el único en vencer los tres partidos de liguilla y señero en el
apartado de derrotas del Lietuvos. Lamentablemente para los de
Betulo, en semifinales fue el vecino de Barcelona el que los apartó
de la que hubiese sido su cuarta final en este torneo.
Así las cosas, la final del 33 Torneo Junior de L'Hospitalet vio
enfrentarse por un lado a las soberbias individualidades del Barça:
Alexander Zhigulin, Josep Pérez, Ludde Hakanson... frente al mural
lituano. Para la cita, el pabellón muta. Caída la noche en el frío
de L'Hospitalet, el complejo saca a relucir su mejor iluminación
sobre el parquet, los combinados ya eliminados toman asiento para ver
a los que les han superado y los nombres del baloncesto profesional
no se lo quieren perder. Joe Ingles, CJ Wallace, Marcelinho Huertas y
Xavi Pascual toman asiento a pie de pista, donde se notan las
vibraciones en tiempo real. Sobre el parquet, las predicciones se
cumplen.
La robustez lituana volvió a hacer estragos, pero esta vez,
del rebaño lituano sobresalieron tres ovejas: Tomas Galeckas, mejor
porcentaje de tiros de tres de todo el torneo, playmaker y manija del
combinado lituano. Denis Krestinin, sinónimo de rebote y con 16
capturas en la final, hombre clave en el esquema de Maskoliunas. Y
finalmente, el MVP del torneo y mejor anotador frente al Barça Regal
con 21 puntos: Augustinas Jankaitis, sucesor en el galardón de
hombres como Erazem Lorbek, Rudy Fernández o Nikola Mirotic. El día
de mañana, cuando estos mismos niños sean comparados con dioses del
cielo, algunos podrán decir que los vieron jugar por L'Hospitalet.
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