Pues que quieren que les diga. Todavía en tribuna de prensa y con el frío testicular encima, a mí me pareció que todavía nos faltaba algo más. Extraño, magnífico en su capacidad de sorprender, pero con una puesta en escena de tintes esquizofrénicos que lo dispone como boceto prometedor de lo que puede venir en el futuro.
No me entiendan mal. Cuatro goles y emoción en botellas de litro convirtieron el Clásico de anoche en un encuentro apasionante para el aficionado. De esos donde disfrutan hasta los ateos en la religión fútbol. Pero confundir incertidumbre con arte me suena a hipérbole deportiva en su versión más salvaje.
Al modo NBA, pero sin Ricky Rubio, ahí va el Top 10 de un partido que ha removido la casa entera para acabar dejando todo como estaba.
10. Higuaín pudo cambiar todo. Si el argentino estuviera más acertado
en la jugada inicial, con el error de Piqué, quizá ahora mismo
estuviéramos hablando de otra cosa. Contra los de Guardiola, los perdones
siempre acaban pesando.
9. Por arriba dan miedo. Pero del malo. El Barcelona tiene una
asignatura pendiente a balón parado, y la respiración se contenía en la grada cada vez que el balón llegaba con más de un metro de altura. Hasta
recibieron gol, aunque bien anulado.
8. Se busca a Kaká. El brasileño debe estar cada día más cerca del
Paraíso, porque lo que es en tierra firme, su fútbol parece
desintegrarse por momentos. Apenas tuvo presencia en el ataque blanco, y
su bajo rendimiento terminó con un cambio cantado. Otro que no se dejó
ver por Barcelona fue Fábregas, en una de sus noches más grises como
blaugrana.
7. Andresito KO. De nuevo el maldito bíceps femoral para cortar el
glorioso estado de forma del manchego. Pronto se vio que Iniesta no
podría continuar en juego, y aunque Pedro hizo una grandísima labor, la
baja del de Fuentealbilla es siempre algo a tener en cuenta. Unida a las
molestias de Alexis, el Barça pagó precio alto por la clasificación.
6. Camaleón Teixeira. Entendió aquello de pasar desapercibido como no
presentarse en el Camp Nou, y batió el record de Poncio Pilato en
lavamiento de manos estilo mariposa. Muy discutibles las acciones de
penalti, pero final de broche. Ni es roja a Ramos ni el tiempo debería
haberse consumido así de rápido. De ahí al “ahora te irás de fiesta con
ellos” de Iker hay un par de pueblos y medio.
5. El asesino de Maceió. No hubo cochinillo, pero la gente le tenía
reservado todo su cariño durante los noventa minutos. Pepe se vistió de
silbidos para seguir aumentando sus dotes de actor y repartir por donde
le dejaran. Se le vio impreciso y nervioso, por lo que se entiende que
hay alma debajo de la piedra. Messi se cobró venganza con una
zancadilla. Hasta ahí nada que sorprenda. Ascenderlo a homicida es la enésima
barbaridad que sale de un campo de fútbol. Sin pasarse, gracias.
4. ¿Y tú que pintas? Lo de míster Pinto Colorado también da para unos cuantos
capítulos. Más allá de su innegable carisma y que siempre regala al menos una o dos paradas de gran mérito, lo cierto es que su equipo sufrió
como nunca para sacar la bola desde atrás. Que uno sea un peligro
con los pies podría entenderse en un guardameta. Pero que aún por encima se divierta
provocando ataques cardíacos a tu defensa no tiene explicación alguna. O
controla su ansia de regate o el año de renovación va a ser un martirio
para la afición blaugrana.
3. Real ataque, Real depresión. Los merengues salieron como balas, en su
mejor versión. Rápidos, peligrosos pero incapaces de repetir frente a
los catalanes lo que cada jornada consiguen en Liga. Con dos abajo, en
cambio, el espíritu del equipo se fundió en el aire por momentos, con un Casillas alargando innecesariamente hasta el saque de puerta. Fueron mucho mejores que en la decepcionante ida, pero el cuento no ha sido escrito en páginas tan rosas como quieren publicarlo. Los dos goles le
llegaron de igual forma que a su rival, sin cita previa ni espacio entre ambos. Ayer la épica, más que de gran fútbol, fue de patio de colegio.
2. Demasiado fácil, Barça. Ha sido una de las versiones más conformistas
que se han visto del equipo de Guardiola. La ventaja del Bernabéu y la
racha frente al máximo rival nos ha dejado un equipo apático que jugó
con fuego y a punto estuvo de salir escaldado. Una dinámica ganadora también puede succionar demasiada tensión, y los dos goles que les llegaron de regalo en la primera parte se convirtieron en la canción de
cuna que les faltaba para comenzar el ronquido.
Como la siesta les dure un mes más, el despertar va a ser blanco, blanco.
1. Mesut Özil. Que este señor se quede en un banquillo por decisión técnica debería estar penado con cinco años de collejas a granel. El Madrid (y cualquier equipo en el mundo) es otro diferente con el pequeño alemán sobre el campo. Mucho debate de bar sobre quien debería o no salir en el once blanco para finalmente confirmar lo evidente: Mesut tiene que jugar. Siempre.
Tras el capítulo copero, se avecina un final de temporada apasionante entre dos bestias a un nivel extraordinario. Si nadie lo remedia (¿y quién puede?) en Champions volveremos a vivir otro partido del milenio, y si el Barça aguanta el tirón también habrá jugo en el campeonato liguero. El fútbol de dos cabezas no es, ni de lejos, la fórmula más acertada. Pero si tenemos que soportarlo, al menos que sea a lo grande. Ahora que el poder ofensivo ha seducido por fin a las dos plantillas, comienza lo bueno. Como para perdérselo.
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