Como historiador, mucho me alienta hacerlo con alta responsabilidad; no solo indicando el dato, sino por contribuir a elevar el nivel de conciencia histórica en búsqueda de crear ciudadanía, y así lograr cambios y mejores valores acordes a los legados valiosos de las actividades y actitudes por los personajes que con sus glorias han hecho historia.
Próximamente honraremos el fallecimiento del Gral. José Dolores Estrada Vado, quien murió el 12 de agosto de 1869, quien con ardor patriótico logró vencer a la huestes filibusteras, y con orgullo nacional afirmo el propio 14 de Septiembre de 1856, día de la victoria de famosa batalla en la Hacienda San Jacinto: “Yo me congratulo al participar al Sr. General (Fernando Chamorro), el triunfo adquirido en este día sobre los aventureros: y felicito por su medio al Supremo Gobierno por el nuevo lustre de sus armas siempre triunfadora”.
Su célebre acción, estuvo acorde a su vida de patriotismo de entrega a su Patria, sin interés mezquino alguno, asunto que le mereció que los gobiernos de Guatemala y Costa Rica le otorgaran en reconocimiento a su actitud ejemplar, una Medalla de oro, y el Congreso de Nicaragua, por Decreto del 4 de Enero de 1870, en una lápida de Mármol en su tumba la inscripción siguiente: “La Patria agradecida”.
Es sabido que como historiador no soy profesional académico, sin embargo al hurgar en búsqueda de información del pasado, investigar y estudiar reconstruyendo y seleccionando elementos omitidos, en búsqueda de factores incidentes de los fenómenos sociales, políticos e históricos para encontrar la verdad de los hechos, dos asuntos y actitudes fundamentales me guían: La responsabilidad objetiva para conmigo mismo, y la satisfacción que al contribuir al conocimiento de la verdad histórica, esta no se limita a que su lectura sea única y exclusivamente para los historiadores profesionales, sino al amplio y grande conjunto social de lectores, ya que al ser temas de responsabilidad social, muchos, sin duda son un patrimonio cultural en la historia de la Nación.
Muchas veces mirar al pasado es consuelo, y más cuando en el presente nos cubre una nube gris que nos oscurece el futuro. Un presente donde se convive con una crisis de valores, lejos, muy lejos de los que anhelamos; de esos valores radiantes y luminosos y edificantes de varones excelsos de nobles virtudes, como las del soldado ilustres como lo fue el Gral. José Dolores Estrada, Héroe Nacional de nuestra Patria amada.
Por eso, en este escrito nada mejor que referirme a uno que fue su par y cuyo legado meritorio es necesario tenerlo presente. Me refiero al GRAL. TRINIDAD CABAÑAS, hombre que supo estar a la altura de los grandes. Fue amigo y compañero de armas del hombre más liberal de los republicanos símbolo de la lucha por la Patria Grande, el de la causa del unionismo centroamericano, el Gral. Francisco Morazan Quezada.
El Gral. Trinidad Cabañas, siendo hondureño mucho le unió a Nicaragua. Siendo Presidente de la Republica (01 Marzo 1852 al 18 Octubre de 1856) como unionista y morazanista apoyo a los demócratas liberales de Máximo Jerez y Francisco Castellón. Acompaño al Gral. Morazan héroe de GUALCHO, en todas sus campañas, en todos los combates, es todas las labores en pro de la unidad centroamericana; en el destierro, en la prosperidad y en la desgracia, hasta en el final cuando el Gral. Morazan fue fusilado en San José Costa Rica, el 15 de Septiembre de 1842.
Y es que para el Gral. Cabañas, el Gral. Morazan era como faro que brilla en su hidalga y justa campaña en defensa de la causa unitaria de la Soberanía de la Patria Grande. Fiel y solidario con el Gral. Morazan, quien al pie del paredón dijo: “Declaro que mi amor a Centroamérica muere conmigo”. Decía al inicio que como historiador nos satisface trasmitir legados que elevan el nivel de conciencia histórica, y nada mejor que en esta oportunidad dar a conocer un valioso documento suscrito por el Gral. Cabañas, que muestra el desinterés personal y refleja con abnegación su siempre haber actuado como todo un patriota, legado altivo como buen hombre público. Sirvió a la Patria que amo, nunca se lucró. Su honra al final de su vida fue ser nombrado “Soldado ilustre de la Patria”.
Amigos, le invito leer carta respuesta que envió al Congreso de la Nación, donde con delicadeza, sinceridad y patriotismo, el Gral. Trinidad Cabañas, se confirma como inmaculado servidor de su Patria. ---------------------------------------
San Salvador 30 de junio de 1851
Señor Secretario del Supremo Gobierno del Estado de Honduras.
Tuve la satisfacción de recibir la nota de usted de 5 del que expira, en se me sirve insertar el Decreto que el 31 del próximo mayo se dignó emitir el Cuerpo Legislativo, concediéndome durante mi vida el sueldo correspondiente a mi grado, y la mitad a mi viuda, madre e hijos legítimos si los hubiese en mi fallecimiento.
Al imponerme de ese rasgo de distinción y generosidad con que me han honrado y favorecido las Cámaras, me he sentido penetrado de la mas viva gratitud, e influido por ella y por el vehemente deseo de dar testimonios del alto aprecio con que veo las decisiones de los dignos representantes del pueblo, aceptaría sin vacilar aquella gracia; PERO ME DETERMINAN A RENUNCIARLA LAS CONSIDERACIONES SIGUIENTES:
En primer lugar, todos los ciudadanos tenemos la más estrecha obligación de ser útiles a la Patria y defenderla cuando se ve amenazada de algún peligro; y cuando hemos tenido ocasión de prestarle algún servicio señalado, no hemos hecho mas que llenar nuestro deber.
Si mis constantes esfuerzos en defender las instituciones democráticas, la libertad e independencia de mi país, han podido llamar la atención de mis conciudadanos, ellos por el órgano de sus apoderados, me han dado ya el más lisonjero galardón en el Decreto del 11 de mayo que me condecora con el título de SOLDADO DE LA PATRIA, declaratoria que es mas que suficiente por los servicios que yo he prestado y que deja mi ambición súper abundantemente satisfecha, no siendo después de esto, dable que acepte una pensión.
También me impulsa a renunciarla la idea de que los enemigos del orden, que siempre están en asecho de cuantos pasos dan los defensores de los derechos populares para desvirtuarlos, no dejarían de levantar el grito, ya inculpando a las Cámaras por su benevolencia hacia mí, y calumniando mis intenciones, interpretando mis acciones siniestramente, como hijas de miras interesadas, en que el egoísmo calculista hubiera cifrado un futuro bienestar.
No olvido tampoco el estado deficiente en que se halla el erario público; y yo, que desearía tener cuantiosas riquezas que suministrarle, a fin de que cubriese tantas y tan importantes atenciones, a que no es posible acudir por falta de medios, ¿Cómo había de querer aumentar sus apuros, gravándole con aceptar una pensión?
Así es que la renuncio formalmente.
Sírvase usted, señor Ministro, elevar estas rápidas indicaciones al conocimiento del Señor Presidente, suplicándole se digne, en su oportunidad, transmitirlas a las Cámaras, significándoles mi eterno reconocimiento por inequívocas muestras de estimación con que me han honrado.
Con sentimientos de la mayor consideración, me suscribo de usted muy atento y seguro servidor.
TRINIDAD CABAÑAS Managua, febrero 2025.
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