| ||||||||||||||||||||||
De mayor se aprenden muchas cosas, entre ellas, la más importante es que la definición de “político de Estado”, hoy, 2024, ya no es la adecuada. La esencia de esa palabra o expresión es la “adecuación obligada” al proyecto que se presenta al pueblo, “adecuación obligada” a los nuevos proyectos o correcciones de los errores, según ponga sobre la mesa la dirección del Partido.
Que la UEFA amenace con abrir expediente disciplinario contra Rodri y Morata por cantar “Gibraltar, español” no nos sorprende. Alguna norma escondida tendrá por ahí. Pero no vamos a buscarla. No es institución con suficiente entidad (y moralidad) para que remueva nuestra pereza.
La lucha ideológica existente con respecto al concepto Patria puede acabar siendo un drama si en la contienda no se instala el sentido común. El sectarismo es lo que prevalece en la confrontación ideológica. Sectarismo proviene de secta, conjunto de personas que profesan una doctrina religiosa que no se ajusta a la practicada mayoritariamente.
Jamás llegaré a ser un chovinista ni exaltaré las cualidades y virtudes de España, sin que las tenga, por encima de las de otros países. Todos los pueblos, mejor aún, todos los seres humanos a lo largo de sus vidas han llevado a cabo gestas y trabajos dignos de ser tomados en consideración y emulados por otros humanos.
Al gran Pueblo que dio la vuelta al mundo, formando parte de gloriosos hechos, no le arredran políticos estrechos que aspiran a hundirla en lo profundo.
Hablando de una determinada zona comarcal se oían en la radio curiosas expresiones de orgullo local. Curiosas porque esos amores rurales, a veces expresados con pasión, no se utilizan para el resto del país. Decimos país porque el concepto de patria o nación es conflictivo. Para explicar el problema unos alegan que ambos términos han sido huecamente monopolizados por una parte que los utiliza a conveniencia. Para los otros, la cosa se reduce a antiespañolidad.
|