Gabriela Bravo, portavoz del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ha señalado en la Universidad de Alicante en referencia a la organización terrorista Eta:“En el contexto de este nuevo horizonte, las víctimas no deben condicionar la evolución sociopolítica de la sociedad española», aunque, al mismo tiempo, ha advertido que «con la misma contundencia hay que proclamar que la Democracia no puede dar un solo paso a espaldas de las víctimas del terrorismo», las cuales no deben caer en ningún caso de «desatención» o «menosprecio»…. Por último ha dicho El actual momento del terrorismo debe ser afrontado «desde el absoluto respeto al principio de legalidad y sin perder la perspectiva del respeto que merecen las víctimas», sobre todo «sabiendo el sacrificio que han hecho estas últimas durante años».
Bueno…, después de lo dicho por esta mujer, cabe preguntarse, sensatamente neutro: ¿Qué encomienda Gabriela para las víctimas?
Es decir, que ha dicho o pretendido decir. ¿Sí, No, o depende?
Sinceramente me faltan neuronas para entender lo que la portavoz del institucional royo judicial ha dejado caer entre el pedregal de la ruta de negociación socialista con la banda terrorista Eta…
Sí las víctimas no deben condicionar la evolución sociopolítica de la sociedad española, y al mismo tiempo no puede darse un solo paso a espaldas de las víctimas del terrorismo, las cuales no deben caer en ningún caso en «desatención» o «menosprecio»Ya me dirán… Posiblemente Gabriela Bravo dice lo que su propia genética desdice -"el ser humano es el único ser vivo que se engaña a si mismo, ya que su sustento físico y psíquico precisa del engaño"- cosa lógica conociendo la sempiterna demagogia empleada por los hombres y mujeres que se dedican a la preparación, aplicación y ejecución de leyes en este país. Los cuales, por lo general desechan al muerto - los cadáveres ajenos duelen hasta que dejan de oler- y predican los vivos intereses incorruptos-.
La política de unos y otros, pues no solo los políticos hacen política -los jueces no son una excepción-, se impone sobre la muerte, mientras lógicamente, la muerte no sea la propia.
En definitiva; el muerto al hoyo y el vivo…. Siempre fue así entre la raza. Hoy más que nunca.
Da igual las circunstancias de la muerte. Da igual si fue accidental o como consecuencia de la miserable cobardía de algún sanguinario terrorista. La señora Bravo, como no podía ser de otra manera, obvia a los muertos, aunque los mencione, a través de textos exclusivos para vivos. Las normas y demás procedimientos de toda ley son exclusivas del vivo. Pensadas exclusivamente para el vivo. Por y para el ser vivo. Las víctimas no cuentan una vez se esfuma el vivo olor social a muerte.
Las víctimas importan exclusivamente a sus familiares y a unos pocos seres vivos con corazón, además de carne, humano… Y al igual que las neófitas vidas concebidas dependen exclusivamente de sus progenitores. Las vidas ya nacidas dependen exclusivamente de los millones de asesinos sociales que andan sueltos disfrutando de la demagoga reglamentación para los vivos. Y bien digo, pues la lógica y razonada justicia para las víctimas sería devolverles sus vidas. Cosa imposible. No existe mayor razón y lógica que dar al verdugo lo mismo que éste dio a su víctima…Sin embargo ya que los seres humanos no somos dueño de vida alguna incluida la nuestra propia, ni debemos, ni podemos, ni es lógico, ni razonado, extirpar vida alguna. Ahora bien, una cosa es lo incorrecto y otra el excelso buenismo donde se mece la infame demagogia de muchos humanos. Infame demagogia mediante la cual los asesinos disfrutan de reglas cuyo único objetivo es favorecer a la vida reglamentando favores y perdones a los asesinos de la misma… ¡Que infamia! ¡Que infame!
En definitiva, los inocentes seres vivos asesinados por Eta, únicamente cuentan para aquellos corazones que sienten sus muertes. Que nadie se engañe. Que nadie piense que los seres ajenos de sangre y sentimiento se acordarán de las víctimas si no es para medrar.... Como he dicho, las leyes son para los vivos, los muertos no cuentan, no votan, no hablan, no sufren ni padecen en la carnal vida.
Otra cosa sería si los inocentes seres asesinados por ETA, en este caso, se levantaran de sus tumbas para que los fétidos demagogos vivos vieran sus heridas, escucharan sus lamentos, sus penas, sus promesas y sueños rotos por el feroz trueno que el infame ser humano utiliza para imponer sus fanáticas razones… Entonces, sólo entonces, se les tendría en cuenta.
Lo mismo ocurre con aquellos seres asesinados en mitad de su gestación por el mero hecho de que no son bienvenidos al mundo de súper confort. Molestan, esa es la palabra, molestan, por eso no merecen vivir. Por eso y como ya he dicho porque los derechos son para uso común de los vivos nacidos. Y es lógico tratándose de la raza humana, el muerto, muerto está y nada da. Ahora bien su muerte genera millones de intereses.
De un asesino confeso “vive la funeraria, el enterrador, las floristerías, el sacerdote, los empleado de prisiones, los jueces, abogados, magistrados, periodistas, y demás funcionario, los ministros, el presidente, el rey, etc.” Mientras que de una víctima únicamente coexiste el recuerdo que apenas deja vivir en sus familiares y otros seres humanos que cuando cae una vida inocente sentimos que algo dentro de nosotros también se muere.
En definitiva, las declaraciones de Gabriela Bravo, portavoz del Consejo General del Poder Judicial más de lo mismo: pesetas, braguetas, togas, operetas, rositas y rosetas. Y como siempre "el muerto al hoyo y el vivo……..
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