Redacción / Siglo XXI Cuando los responsables del cuadro pimentonero decidieron
destituir a Luis Guil (técnico que había llegado un año y medio antes para
liderar un proyecto que debía devolver al CB Murcia a la élite y consolidarlo
en la misma) tras una serie de pésimos resultados que llegaron a amenazar
seriamente la estabilidad del proyecto y de la institución, no solo se estaba
buscando un cambio de dinámica si no que además se reconocían de forma tácita
todos los errores que se habían venido sucediendo desde el pasado verano.
Decía Luis Guil que estaba muy satisfecho con la plantilla
confeccionada ya que se había logrado fichar al primer jugador de la agenda
para cada puesto. El tiempo acabó demostrando que se trataba de un plantel
timorato, que adolecía de un líder natural y de un anotador que pudiese
desatascar un partido cuando las cosas no funcionaban en ataque.
Tampoco le favoreció mucho al preparador sevillano el
rendimiento que Josep Franch había ofrecido hasta el momento de su cese. El
base catalán fue la apuesta más fuerte de Guil llegando casi hasta lo personal,
y tras muchas semanas de tira y afloja con su anterior club, el FIATC Joventut,
Josep recalaba en Murcia. Se trataba indudablemente de uno de los jugadores con
mayor proyección y talento del baloncesto español y europeo, pero su juventud e
inmadurez competitiva era algo que señalaban muchos como motivo para ser
escépticos con su llegada. El tiempo acabó dándole la razón a estos últimos, y
el hecho de jugar por primera vez fuera de su casa y la mala dinámica del
equipo acabaron por mermar el rendimiento del jugador y por ende, de todo el
equipo.
No era Josep Franch, ni mucho menos, el único que generaba
dudas dentro de la plantilla murciana. Su compañero en la dirección de juego,
Rivero, había tenido experiencias aciagas en la Liga ACB, pero su buena campaña
realizada en la Liga LEB le valió la renovación. Sin embargo, el bueno de Pedro
se ha visto afectado por una serie de lesiones a lo largo de la temporada que
ha lastrado sensiblemente su rendimiento.
La otra gran apuesta de la dirección deportiva, esta vez
para el juego interior, fue un absoluto desastre. Rob Kurz llegó con la vitola
de máxima estrella de este equipo tras haber sido el jugador más valorado de la
Liga durante el tiempo que había estado en Granada durante la temporada
anterior. Su versatilidad tanto por dentro como por fuera de la pintura lo
convertían en un jugador muy valioso dentro del esquema de Luis Guil. Pero las
lesiones y una actitud excesivamente indolente en pista acabaron de forma
precipitada con la trayectoria de Kurz en Murcia.
Todos esos factores afectaron de forma evidente al
rendimiento del UCAM Murcia, que se vio casi desde el principio hundido en las
últimas posiciones de la clasificación. En casa se iban sacando algunos
partidos (y otros eran tirados a la basura en los últimos minutos por no saber
gestionar bien las ventajas), pero la imagen del equipo a domicilio era, por lo
general, indigna de un equipo de la máxima competición del baloncesto español,
recibiendo indecorosas palizas en gran parte de los encuentros.
Desde la dirección deportiva se quiso atajar esta evidente
impotencia para evitar repetir los errores de hace dos temporadas, cuando se
dejó morir al equipo hasta que se consumó el descenso de forma prematura. Luis
Guil, el técnico llamado a pilotar esta nave durante 3 temporadas, era
destituido de su cargo en busca de un revulsivo que pudiese voltear una
dinámica que en ese momento conducía inequívocamente a la Liga LEB.
Para una misión tan complicada se contrató a Oscar Quintana,
entrenador de dilatada experiencia en la élite del baloncesto español famoso
por carácter motivador y su volcánico temperamento. A su llegada a Murcia, el
cántabro declaró que su objetivo no era realizar una revolución en lo
baloncestístico al menos en primera instancia, si no lograr que sus jugadores
se despojasen de la presión y la tensión que venían sufriendo desde hacía
varias jornadas. Ese era, según él, el principal mal que asolaba al UCAM Murcia
y en ello empezó incidiendo.
El resto es ya Historia del CB Murcia. Desde que llegara
Oscar Quintana el equipo no conoce la derrota en el Palacio de los Deportes de
Murcia y ha igualado el record de triunfos consecutivos en su pista en Liga
ACB. A lo largo de todos esos partidos se ha podido apreciar una mejora
progresiva del equipo en todos los aspectos. En ataque hay mayor fluidez en la
circulación de balón, lo que permite tiros a media y larga distancia más
liberados y por la tanto mejores porcentajes en dicha faceta (un auténtico
lastre a principio de temporada). Los jugadores ya no están atenazados a la
hora de tomar decisiones y eso repercute en una mayor frescura ofensiva.
Y en baloncesto, como en cualquier otro deporte, se tiene
una mayor predisposición al sacrificio defensivo cuando las cosas funcionan en
ataque (aunque a los entrenadores les gustaría que fuese al revés, apretar
especialmente en defensa cuando las cosas no funcionan en la canasta rival), y
el caso del UCAM Murcia no es diferente. La solidez de la que ha hecho gala en
las últimas jornadas no se había visto en toda la temporada.
Casi tan importante como la llegada del nuevo técnico han
sido las incorporaciones realizadas a lo largo de la temporada. Todavía con
Luis Guil en el banquillo llegaba Ime Udoka, alero con experiencia en los San
Antonio Spurs campeones de la NBA del que muchos se preguntaban qué rol
desempeñaría. Su calamitoso primer partido contra el Real Madrid, en el que
realizó una desastrosa serie de tiro a canasta, no ayudó a disipar dudas (todo
lo contrario). Pero desde entonces, el jugador de origen nigeriano ha ido
creciendo y se ha alzado como el líder absoluto de la plantilla dentro de la
pista, asumiendo responsabilidades cuando el reloj aprieta y la pelota quema en
las manos. Gracias a su experiencia y a su inteligencia se ha ganado el cariño
y la gratitud de la afición murciana.
La otra incorporación que ha repercutido en una sensible
mejoría de las prestaciones de la plantilla ha sido Quincy Douby, escolta norteamericano
rescatado de la liga china con unas virtudes que se echaban de menos en la
plantilla. Tirador incansable y eléctrico defensor, muchos han visto en él al
sucesor de Taquan Dean, jugador que militara en el equipo murciana hace 3
temporadas y que contribuyó de forma decisiva a la agónica salvación del
equipo.
Además, hay que señalar el paso al frente que han dado
varios jugadores que estaban en el equipo desde el principio. El caso más
llamativo es el de David Barlow, contratado para jugar en la posición de alero
pero que está mostrando su mejor nivel jugando como ala-pivot y creando
espacios en la pintura. Buen tirador, mejor penetrador y un sólido defensor,
está siendo una de las referencias del UCAM Murcia en las últimas jornadas. Y
por supuesto, el auténtico sustento de este equipo: James Augustine. El
interior norteamericano está siendo la principal referencia ofensiva de la
plantilla, causando verdaderos estragos bajo los tableros rivales anotando y
capturando rebotes. Tales están siendo sus números que todavía puede ser
nombrado como mejor jugador de la temporada en la Liga Endesa
El resultado de este cambio de dinámica es que el equipo
está intratable en el Palacio de los Deportes de Murcia y está compitiendo
hasta el final de los partidos contra equipos con un nivel teóricamente
superior a domicilio. La victoria en la pista de Lagun Aro GBC hace 2 semanas,
4º clasificado y que llevaba la mejor racha de la Liga Endesa, no es una
casualidad y sí el fruto de todo el trabajo llevado a cabo por el cuerpo
técnico y los jugadores.
El UCAM Murcia se encuentra en estos momentos en
decimotercera posición, con dos victorias de ventaja sobre Asefa Estudiantes,
club que marca los puestos de descenso. Hasta hace pocas semanas se daba por
hecho que la salvación se jugaría a cara o cruz en la última jornada, en la que
los murcianos juegan en la pista de los colegiales.
Viendo la dinámica del club pimentonero y la del resto de
equipos inmersos en la lucha por permanecer en la ACB (y casi por sobrevivir
como instituciones teniendo en cuenta la coyuntura económica), en la mano de
los de Oscar Quintana está llegar de turismo a Madrid. Para eso será
imprescindible ganar los dos partidos que restan en casa, frente a Lucentum
Alicante y Assignia Manresa, e intentar dar la campanada en dos pistas
complicadísimas como son las de Caja Laboral y Real Madrid. Difícil, pero lo
que es seguro es que si ha habido un momento idóneo para intentar robar un
triunfo allí, sin duda es este.
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