Esta noche la ciudad condal será
testigo de unos los partidos más esperados de cada temporada, un derbi marcado
en rojo por los aficionados al fútbol desde el inicio de la competición pero
que ha cobrado una mayor relevancia si nos atenemos a la distancia entre los
contendientes (4 puntos) y las jornadas que faltan para acabar la Liga (5
partidos). Ni que decir tiene que al Barcelona sólo le vale ganar para soplar
la nuca de su eterno rival desde tan cerca que la presión pueda hacer tambalear
al Real Madrid en las restantes fechas.
Si el conjunto de Mourinho
consigue empatar o dar un golpe encima de la mesa con el triunfo en el Camp
Nou, muchos aficionados blancos irían engalanando la diosa Cibeles para
festejar tan ansiado título liguero y poner fin a la hegemonía azulgrana. Son
tres opciones de las que dos valen al equipo de la capital. Pero todo esto no
es tan sencillo, el fin es claro pero el medio mucho más complejo y enmarcado
en una semifinal de Copa de Europa que ha perturbado a los dos colosos de nuestro
fútbol.
Derrotas europeas El martes el Madrid perdía en
Munich en el último suspiro (2-1). Un gol de Mario Gómez dio ventaja a los
alemanes para vuelta del Bernabéu y las miradas se focalizaron, una vez más, en
Fabio Coentrao y las dificultades que tienen los blancos para elaborar fútbol
cuando resecan a Xabi Alonso. El lateral portugués comete un error de bulto en
el segundo tanto muniqués pero no solamente es de él, también podemos ser un
poco justos y pensar que Robben y Ribéry no acaban de empezar a jugar a esto del
balompié. Son dos puñales para cualquier defensa del mundo. Es decir, el
problema es de grupo y sobre todo de intenciones, ya que el Madrid se conformó
después del gol de Ozil, replegó filas hasta pegarse un tiro en el pie.
El miércoles el Barcelona perdía
en Londres después de generar varias ocasiones de gol y recibir el inmerecido
castigo del Chelsea (1-0) en la única oportunidad de los ingleses. Fútbol
control sin pegada y mucha mala suerte. Messi no apareció para resolver la
papeleta y no marcar gol en campo contrario puede pesar como una losa a un
Barça que sigue siendo favorito en la eliminatoria pero no tanto como antes.
Vigilar los escarceos de Drogba en busca de los dominios de Valdés será una
cuestión de primer orden en la vuelta. En definitiva, alemanes e
ingleses dieron una cura de humildad al fútbol español, a Madrid y Barça, que antes
de intentar resarcirse y buscar el pase a la final tendrán que verse las caras.
Entonces aparece el componente psicológico. Una segunda derrota les dejaría muy
tocados para la vuelta europea, a unos por dejar escapar tan bonita ventaja en
Liga y a otros por perder todas las opciones. Bayern y Chelsea podrían ser los
grandes beneficiados del derbi, del clásico. Es la hora de la verdad y la
temporada está en juego. Los daños colaterales pueden ser devastadores y en
Europa se frotan las manos.
|