La razón humana, es una más entre millones de cogniciones razonadas de otras razas. El razonamiento sobre el bien y el mal, lo legal y lo ilícito que la raza humana practica es subjetivo. La razón universal no es exclusiva de la raza humana, ni mucho menos el humano un ser vivo divino por excelencia.
Todo ser vivo razona de acuerdo a su genética, la única diferencia entre las demás razas y la humana, radica en que la razón del ser humano está contaminada de filosofías que emanan de quiméricos seres divinos, a los cuales denominamos profetas. Profetas, con membrete de enviados celestiales, plenos de estómagos, y culos que precisan, como todos, de “letrinas” para vivir.
Mediante nuestro razonamiento amamos y odiamos. Amor y odio, faz y envés de una misma moneda por la cual nos vamos aniquilando sin la más mínima piedad. Y es que nuestro razonamiento se basa en la sinrazón que supone juzgarnos como la raza viva elegida por el creador del sempiterno universo para dar y quitar energías emocionales, vidas, pilares fundamentales de la existencia quántica.
Un claro ejemplo de la sinrazón humana es el azote a la vida de muchas hembras, quienes mediante determinados fueros extraídos de la razón humana legitiman su entera potestad, para fecundar y exterminar vidas dependiendo de sus intereses-infame insidia mental para cualquier cognición viva, excepto la cognición humana.
La cognición humana rechaza que cualquier otra raza ostente razón alguna. Fatal error que nos lleva a no contar con nadie, excepto con nosotros mismos, para hacer y deshacer, crear y asesinar a nuestro antojo cual majaderos dioses en un lugar, la Tierra, que en nada nos corresponde.
En cuanto al enunciado…, hace poco un grupo de feministas, en compañía de una madre que dice haber sido desvalijada de su hija, increpaban duramente a una monja, al parecer y según la madre por ser ésta quien le quitó a su hija recién nacida.
Estoy por asegurar, los modos las delatan, que muchas de las feministas que apoyaban incondicionalmente a la madre citada son afines al PSOE. Es decir, al partido que puso en marcha la ley de la interrupción del embarazo voluntario, mediante el cual cientos de miles de vidas fecundadas han sido desmembradas a carne viva por las erinas de cirujano.
A estos extintos para siempre niños, no les despojó monja alguna de su madre para entregarle a otra. A estos niños les asesinaron sus propias madres, sobremanera las que defiende el feminismo por encima de la genética universal que les dio la vida.
Quede patente mi mayor desprecio con quienes supuestamente han comerciado de alguna manera con los recién nacidos. Espero y deseo que todo el peso de la ley caiga sobre ellos. Ahora bien dicho esto lo que me parece una descomunal e infame demagogia facinerosa, es la fiereza con la que muchas feministas amparan a las madres de los niños supuestamente vendidos a otras parejas a la vez que defiende el execrable crimen que supone, asesinar a seres humanos fecundados mediante le ley extraída de sus coños.
En resumen, resulta infame para la vista, agónico para el alma y demasiado cruel para los oídos, ver y escuchar por doquier a las peñas feminista defender a braga partida el legítimo derecho de una madre a tener a su hijo cuando ellas ni tan siquiera los dejan nacer. Y es que como ya he dicho, la razón del ser humano es partícipe de sus execrables actitudes con la vida, sobremanera, de los demás.
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