Con la cruz puesta sobre
la Liga, el Barça afronta el tramo final de campeonato con dos objetivos
claros: por un lado, cerrar dignamente una
liga que extravió hace tiempo y por otro, preparar con esmero la
finalísima de la Copa del rey frente al Athletic de Bilbao del próximo 25 de
mayo.
Así, volvió a ser Pinto
el que ocupó la posición bajo los palos blaugrana. El del Puerto de Santa María
estuvo poco solicitado por los atacantes malagueños, tan solo tuvo que recoger
un balón al fondo de sus mayas, un
cabezazo certero de Rondón (min.25). Antes Puyol ya había adelantado a los
suyos en el minuto 13 tras un buen centro de Andrés Iniesta.
Para la línea defensiva,
parece que Pep Guardiola ya tiene definida la retaguardia que se enfrentará al Athletic de Bilbao. La pareja de centrales
volvió a estar compuesta por Mascherano y Puyol y en las alas, Alves y Adriano completaron
el cuadro.
En la medular, volvieron
Cesc e Iniesta, ambos suplentes en el último partido en Vallecas y repitió
Keita en sustitución de Busquets. Arriba
Messi volvió a ejercer de faro entre Pedro y Cuenca.
En este clima de
distensión la afición tuvo tiempo de corearlos a todos, especialmente a su
técnico, Josep Guardiola, que afrontaba esta noche su penúltimo partido en el
Camp Nou. Pero incluso en el día de gratificación al de Sant Pedor, Messi quiso
su cuota de protagonismo. Perdida la liga, el argentino aspira ahora a ser
pichichi del campeonato y más aún después del hat-trick conseguido frente al
Málaga: dos de penalti y otro compartido a medias con Iniesta, tras una asistencia
de hemeroteca del manchego.
Leo Messi volvió a patear
desde la línea de penalti, lo volvió a hacer por primera vez después de errar
la pena máxima ante el Chelsea. Una de las grandezas de todo héroe es
precisamente volver a enfrentarse a aquello que lo hizo fallar. Esta vez, los
anotó los dos y con ellos suma ya 46 goles en esta liga… casi nada.
Enfrente, el Barça se topó con un Málaga tímido y poco
convincente como para arrebatarle la tercera posición al Valencia en la
clasificación. Los hombres de Pellegrini jugaron siempre acordes al ritmo que
impuso el Barça y solo encontraron un halo de luz con el empate de Rondón a los
25 minutos de juego. Cazorla pareció un exiliado y con él, el resto de sus
compañeros.
El Barça acabó
imponiéndose y cumpliendo con sus objetivos de cara a este tramo final: acabar
dignamente y preparar la finalísima frente al Athletic de Bilbao.
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