Después del desastre de Fukushima, Japón ha decidido poner fin a las centrales nucleares. La fatalidad ocurrida ahora hace un año ha concienciado a un país que fue pionero en esta materia y que contaba con centrales de este tipo desde hacía 42 años. La apuesta por las energías renovables es ya todo un hecho y una de las grandes potencias económicas y que más energía necesita del mundo ha iniciado el cambio de rumbo.
Otro país con gran tradición nuclear es Alemania, el país germano también ha decidido poner fin a este tipo de energía y ha decidido que, en un plazo no superior a 10 años, el 80 por ciento de la energía que consuman los alemanes provenga de las renovables. Movilizaciones
Desde el desastre de Fukushima las protestas se han ido sucediendo hasta conseguir el objetivo marcado. Más de 5.000 personas salieron este sábado a
las calles de Tokio para exigir al Gobierno que decretara la suspensión
definitiva de las centrales nucleares en el país, el mismo día en el que comenzó la suspensión del reactor número tres de la planta de
Tomari, en el norte del país, el último activo en Japón.
Entre 5.000 y 5.500 personas secundaron la protesta celebrada
en la capital japonesa, mientras que medio millar asistieron a la
manifestación de la localidad Sapporo, próxima a la planta de Tomari,
convocada por unas 40 organizaciones sociales.
Cuatro años después del golpe militar, Myanmar se enfrenta a una policrisis, marcada por el colapso económico, la intensificación de los conflictos, los riesgos climáticos y el agravamiento de la pobreza, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).
Treinta jefes de Estado y de Gobierno africanos se comprometieron a implementar reformas y medidas concretas para ampliar el acceso a una electricidad confiable, asequible y sostenible en este continente donde más de 600 millones de personas viven sin luz eléctrica.
Más de 400.000 personas han sido desplazadas este enero por la violencia en el oriente de la República Democrática del Congo (RDC), según han indicado agencias de las Naciones Unidas, advirtiendo de que un ataque a la rodeada ciudad de Goma, de medio millón de habitantes, sería catastrófico.