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Elegía a los Freelance... | |||
Tributo para pero sin permiso de Arturo Perez-Reverte | |||
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Ah! Los conflictos y el romanticismo de libros y películas que en el mundo de los centros comerciales siempre hierven conversaciones sin sentido, pero con corazón. El otro día presencié un accidente en la autopista, o quizás, el otro día pasaron en La 2 un documental sobre la hambruna en África. Desgarrador. Creo que hay una fiesta por los Derechos Humanos de algo en un museo donde viejas cargan joyas que pagan rifles y munición, mientras señores o jóvenes promesas visten Santos y cuentan historias de esa semana que pasaron en una aldea del Tercer Mundo. Ni si quiera había agua corriente! Pero me cambió la vida…quieres ver una foto mía con Mustafa, uno de los niños de la aldea? Aunque primero deja que busque en google con mi iPhone X dónde es la fiesta del museo. Ah! La guerra. Negocio de piratas y caza fortunas. Negocio de ONGs y, sobre todo, de esa entelequia llamada Naciones Unidas. Siempre ahí pero sin resultados. Palmaditas en la espalda entre los miembros de la corporación humanitaria, y sonrisas de alfombra roja. Ah! Los conflictos armados. Ah! El miedo! Ah! Las historias de vida o muerte, y los cócteles con alcohol uzbeco, barato, casi gasolina, pero cierto. Necesariamente lejano y casi como una meretriz que te baja los pantalones y sonríe. Y por eso nunca un recurso de vuelta en casa, en ese mundo real y vivo y lleno de amigos con recién nacidos que, con orgullo, llamo España. La guerra se queda en la guerra. Y quizás, con un poco de suerte, en el mundo de los vivos que percibo nunca tendré que recordarle al camarero, no más de una vez, que el whisky, para mí, siempre se sirve con dos cubitos de hielo. Amador Guallar Photo Web Site |
Políticos. Demócratas por más señas. Antes de la riada, existían. Ahora aparecen sobre el barro. Chapoteando. Como personajes podrían evocar la novela ‘Cañas y barro’ del valenciano Blasco Ibáñez en la Albufera. Y merecerían afecto. Pero son personas, en democracia y ante la riada, responsables. No son unas personas extraordinarias, ni siquiera las mejores.
El envejecimiento de la población en nuestro país es una realidad. Según los últimos informes del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), para 2050 las personas mayores de 60 años representarán más de un tercio de la población total del país. Este escenario nos plantea importantes desafíos como sociedad, especialmente en lo que respecta a garantizar una buena calidad de vida para nuestros adultos mayores.
El triunfo de Donald Trump colocó al Viejo Continente en un tenso compás de espera silencioso e incierto. Resuenan las palabras que escribiera Friedrich Nietzsche cuando nos hablara del nihilismo: “un fantasma recorre Europa…”, y este “nihilismo” entendido como una “transvaloración de todos los valores” puede que tenga efectos globales.
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