Generalmente pensamos que nuestros resultados tienen un límite, un lugar al que, con la suma de muchos esfuerzos llegamos. No obstante, hoy me gustaría desafiar esta idea, invitarte a no tener límite con tus resultados.
El límite se establece sólo, sin que tú lo quieras, cuando hablamos de la facturación de una empresa, los ingresos de una persona, el número de clientes, la rentabilidad, el tiempo que se tarda en hacer algo, muchas veces fijamos un límite.
Si tu empresa facturó 600.000€ en año pasado, quizás hayas pensado o establecido que este año habría que llegar a 700K€. Se trata de un límite establecido por ti mismo o por tu equipo.
Si tus ingresos son 22.0000€ anuales, quizás pienses que si algún día consiguieras obtener 30.000€ serías muy feliz, seguramente ahora firmarías de por vida con esos ingresos. Pero ¿Quién dice que no podrían ser cinco veces más?
Los límites que nos ponemos habitualmente no son disruptivos, es decir que nos invitan a hacer más de lo mismo, con algo más de esfuerzo para conseguirlos.
Por ejemplo, si yo corro habitualmente carreras de 10km y ahora quiero ir a por una de 15km, entonces no habré hecho nada nuevo. Simplemente me habré esforzado un poco más. Este tipo de límites, aunque positivos, son peligrosos, me mantienen en la zona de confort.
Sin embargo, para correr un ultratrail de 80km no me servirá con esforzarme un poco más bajo los mismos sistemas de entrenamiento, necesitaré una fortaleza mental diferente, física y emocional. Necesitaré ser disruptivo para poder lograrlo.
Si quieres multiplicar por dos la facturación de tu empresa en dos años, no podrás hacerlo bajo los mismos sistemas que te han llevado a conseguir la facturación actual. En todo caso podrás crecer un 10-15% anual, pero no duplicarás facturación. Para lograrlo tendrías que hacer muchas cosas diferentes, pero sobretodo desafiar tus propios límites mentales.
Pocas empresas y personas se proponen cambios tan importantes, porque el límite de nuestra empresa o nosotros mismos está en los límites de nuestra mente.
Hay que tener mucho cuidado con los límites, porque tienden a hacerse realidad cuando uno lucha mucho por conseguirlos. Hasta aquí todo bien, pero el único problema, es que a lo mejor te quedaste a mitad, o a un tercio del camino, de todo lo que podrías conseguir.
Es obvio que todos necesitamos objetivos, para de alguna forma tener algún lugar al que dirigirnos de forma medible. Sin embargo, no pienses “Si algún dia consigo este objetivo seré muy feliz” o “Ya firmaría por tener…” Porque te habrás puesto un límite mental que no te ayudará a desarrollar todo tu potencial.
No pretendas llegar un 20% más lejos de lo que ya llegas, porque quizás puedas multiplicar varias veces tus resultados actuales.
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