Los malos momentos siempre nos ponen a prueba. Liderar en tiempos difíciles es complicado. El liderazgo no es una función cómoda, una acción a realizar cuando todo va bien, eso lo puede hacer cualquiera.
El liderazgo, para ser auténtico y memorable, es el que los mejores líderes ejercen en tiempos complicados y difíciles, es entonces cuando todo el peso de la responsabilidad está sobre uno, y cuando salen a la luz todas nuestras potencialidades, y también debilidades.
LIDERANDO CUANDO TODO VA MAL
En ocasiones, nuestra realidad personal, empresarial, social o política está de capa caída, dando síntomas graves que ponen en peligro al propio proyecto. Es entonces cuando podremos medir la valentía, audacia y capacidad de trabajo de un buen líder.
Se ha hablado mucho de liderazgo en tiempos complicados, pero pocas personas se atreven a liderar cuando la realidad requiere de un esfuerzo sobrehumano, que colapsa en muchos casos al propio líder.
Existen líderes que buscan protagonismo, aprovechando los tiempos difíciles para sacar pecho y decir “¡aquí estoy yo!”, pero liderar en tiempos difíciles tampoco es eso.
Muchas personas creen que el liderazgo y cierto protagonismo están unidos, aunque no es así. El liderazgo puede ser ejercido sin necesidad de mostrarnos más o menos protagonistas, simplemente accionando las palancas necesarias para provocar el cambio que necesitamos.
El precio que pagamos por liderar en tiempos difíciles es un precio personal. En tiempos complicados, la tensión aumenta, hay más presión a nuestro alrededor y menos silencio. De ahí que el líder tenga que buscar protegerse de alguna forma, tener su pequeño espacio para la reflexión.
6 CLAVES PARA LIDERAR EN TIEMPOS DIFÍCILES
Tener clara la misión. No olvidar para qué estamos liderando, cuál es el objetivo final del proyecto, y qué sentido tendrán todos los esfuerzos que llevamos a cabo. La misión será nuestro mejor oxígeno cuando no haya nada más a lo que agarrarse.
Encontrar las palancas del éxito. Cualquier proyecto importante, sea personal, profesional o social, se mueve gracias a ciertas acciones. Analizar las acciones que provocarán los cambios que deseamos y elegir las mejores a conciencia será garantía de que vamos por el buen camino.
Cuidar de uno mismo. Imagina un líder que durante tres meses duerme una media de 4-5 horas. Quizás acabe pagando un precio personal demasiado alto en forma de colapso. La clave es seguir haciendo lo posible por cuidar de ti mismo cuando las cosas se ponen muy difíciles, recordar tus rutinas y espacios para evadirte de la difícil realidad que afrontas. Sigue haciendo algo de ejercicio, durmiendo, comiendo bien, no te descuides o todo se volverá en tu contra.
Comunicar mucho a tu equipo. En momentos críticos de un proyecto, necesitas un gran equipo que te siga, aunque este equipo sea pequeño, tus pequeños aliados. Para lograr involucrarlo y motivarlo será necesaria mucha comunicación y tener entre vosotros un espacio para reflexionar juntos, desahogaros y tomar decisiones.
Aguantar y tener paciencia. Los tiempos difíciles se caracterizan por la presión, tensión e incluso agresividad del entorno en el que estás. Ataques emocionales, físicos o quebrantamiento de las leyes son habituales cuando las cosas se ponen difíciles en un proyecto, relación o empresa. Tener mucho aguante, ser capaces de detener nuestra respuesta instintiva más primaria y transformarla por otra más meditada, siempre será garantía de éxito.
Sin miedo. Liderazgo y miedo son dos palabras contrapuestas. No podremos cambiar una situación complicada si no es con una fuerte dosis de valentía, coraje y determinación, y eso no incluye dejarse llevar por el miedo.
Como puedes observar, pocos líderes están capacitados para liderar en un entorno altamente desafiante y conflictivo. Se requieren un conjunto de capacidades no habituales y que no se enseñan en las escuelas de negocios.
Que tengas un gran día.
|