| ||||||||||||||||||||||
Parece ayer, pero el 13 de marzo de 2013, Jorge Mario Bergoglio, jesuita argentino, fue elegido como el primer Papa hispanoamericano, el primer jesuita y el primero en adoptar el nombre de Francisco. Desde aquel momento, el mundo católico supo que algo estaba cambiando. Su papado no fue uno de ruptura doctrinal, sino de un profundo viraje pastoral y teológico.
Apenas falleció en Lima el único premio Nobel de literatura que haya nacido en el antiguo Tahuantinsuyo, en la ciudad natal del último inca (Quito), uno de quienes admiran su derechismo era reelecto presidente. Daniel Noboa se ha impuesto con unas matemáticas tan extrañas que no serian compatibles con la de cualquier científico que haya ganado un Nobel en dicha disciplina.
En la selva espesa y a menudo enredada de la historia americana, las plumas religiosas dejaron testimonio abundante y a veces glorioso de su misión en el Nuevo Mundo. Lo hicieron con la convicción de quien se sabe elegido y con la tinta del que narra su parte del relato como si fuera la única.
|