Sin precisar su magnitud y la indignación e impacto que han generado, hay al menos dos escándalos que han aparecido con la comparecencia de Rodrigo Rato ante la “Comisión de Investigación sobre la crisis financiera de España y el programa de asistencia financiera” del Congreso de los Diputados: Las actuaciones de algunos ministros del Gobierno en relación con Rato. Y la aportación de los portavoces de los Grupos Parlamentarios que han intervenido en la Comisión cuando declaraba Rato.
Como cuestiones previas, constatemos algo:
- Una Comisión de Investigación del Congreso es un órgano creado para investigar sobre cualquier asunto de interés público (Art. 52.1 Reglamento del Congreso). En consecuencia, la Comisión de Investigación sobre la crisis financiera de España y el programa de asistencia financiera es un asunto que el Congreso de los Diputados entiende es de interés público.
- Recordaba la presidenta de la Comisión, Ana María Oramas, que la comparecencia se hacía según lo estipulado por la Ley Orgánica 5/84 que ordena: Las Mesas de las Cámaras velarán que ante las Comisiones de Investigación queden salvaguardados el respeto a la intimidad y el honor de las personas... y los demás derechos constitucionales (Art. 1º.2). Si de las manifestaciones del compareciente se dedujeran indicios racionales de criminalidad para alguna persona, la Comisión lo notificará así a la Mesa de la Cámara para que ésta, en su caso o a través de la Presidencia respectiva, lo ponga en conocimiento del Ministerio Fiscal (Art. 3º.2)
Dicho lo anterior, veamos los escándalos:
Actuaciones de algunos ministros del Gobierno en relación con Rato Según Rato, unos ministros del Gobierno, en un comportamiento que es peligroso calificar, han actuado como dice que han hecho. Como consecuencia, Rato ha soportado lo que él recordó. Los motivos de estas actuaciones pueden ser varios, y no se escapan las connotaciones políticas, los afanes partidistas y los intereses personales y de grupo que hay alrededor. Sin embargo, por el lugar en que se han conocido los hechos, en una Comisión Parlamentaria de Investigación, hay algo que merece atención, ya reseñado en relación con el Art. 3º.2, de la Ley Orgánica 5/84 que recordara la Presidenta de la Comisión: Si de las manifestaciones del compareciente se dedujeran indicios racionales de criminalidad para alguna persona, la Comisión lo notificará así a la Mesa de la Cámara para que ésta, en su caso o a través de la Presidencia respectiva, lo ponga en conocimiento del Ministerio Fiscal.
Pues bien, de las manifestaciones de Rato, parece que pudieran deducirse indicios de criminalidad en la acción de los ministros. Dado que criminalidad es la cualidad que determina lo que es crimen, entendiendo éste como la acción muy mala y censurable que define el diccionario, queda por ver: Qué notificación ha hecho, o hará, la Comisión de Investigación a la Mesa del Congreso, si la hace. La decisión que tome la Presidencia del Congreso al respecto. En su caso y si llega a ella, qué va a hacer el Ministerio Fiscal, si la recibe; Y las consecuencias que pudieran producirse. Aportación de los portavoces de los Grupos Parlamentarios que han intervenido en la Comisión cuando declaraba Rato. Hay un motivo para afirmar que La Comisión de Investigación merece la mejor disposición y preparación de los que intervengan en ella: Trabaja en beneficio de todos y es deseable, acaso exigible, que todos, incluidos los portavoces de los grupos parlamentarios que intervienen, obtengan lo mejor. Para conseguirlo, parece conveniente que tengan preparación, conozcan el asunto, sepan qué pueden obtener; y que lo consigan respetando normas y usando los medios que la Cámara y la sociedad ponen a su disposición.
Sin prejuzgar conductas y con el respeto que merezcan en relación con el asunto, citemos a los portavoces y el Grupo Parlamentario al que pertenecen: Capella, ERC. Roldán, C’s. Garzón, Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea. Saura, PSOE. Paniagua, PP. Y Sagastizabal, PNV. En resumen, 2 licenciadas en derecho (Capella y Sagastizabal) y 4 economistas.
A priori, pocas reservas en cuanto a titulaciones; sólo la profesión de las licenciadas en Derecho y la inexperiencia de los más jóvenes. Pero el tema de la Comisión, complejo y denso, tiene una historia dilatada con muchos datos y conceptos que merecían ser conocidos y dominados para ser aprovechados en beneficio de la causa. ¿Lo fueron?
Enfrente estaba Rato, Ex vicepresidente del Gobierno, ex ministro, ex presidente del Fondo Monetario Internacional, de Caja Madrid y del Grupo BFA-Bankia. Una autoridad en la materia que ha hecho historia, administra sus saberes y puede atesorar secretos sobre los que, en esa comisión y por imperativo legal, no puede mentir. En definitiva, una ‘perita en dulce’ lista para ser exprimida y disfrutada por la Comisión y la Sociedad, si se dispusiera de exprimidores adecuados.
No es la primera vez que Rato ha ido al Congreso a informar sobre el asunto, ya lo hizo en 2012 ante la Subcomisión de Reestructuración Bancaria y Saneamiento Financiero, dentro de la Comisión Parlamentaria de Economía y Competitividad. En aquella ocasión, también compareció, y en la misma Sala, la de Ernest Lluch. La experiencia y lo que allí se dijo, que consta en el Diario de Sesiones, podría haber ayudado a quienes tuvieron la oportunidad de preguntarle. En aquella ocasión, lo que contestó a quienes le interpelaron entonces (Miguel Ángel Cortizo, Joan Coscubiela, Álvaro Anchuelo, Pedro María Azpiazu, María Olaia Fernández y López Amor) fue de una consistencia y claridad tal que debería haber sido tenido en cuenta. Si ello hubiera sido así, las intervenciones de los portavoces podrían haberse dedicado a exprimir lo no exprimido entonces para aportar algo más.
En su lugar, Capella, Roldán, Garzón, Saura, Paniagua y Sagastizabal han utilizado, acaso desperdiciado, parte del tiempo para algo en no muy consonancia con lo que parecía interesar. Han aparecido así ánimos propios de mítines políticos, opiniones personales fuera de lugar, alguna confesión de deseos sobre el futuro del compareciente que no venía al caso... Y toda la retahíla de particularidades (algunas errores notables, corregidos por el propio Rato, que ponían en evidencia al interpelante) que están en el Diario de Sesiones y pueden conocerse usando los servicios de la Cámara (Canal Parlamento). Frente a ello: Las aportaciones de Rato, en su mayor parte conocidas reiterando lo que dijo en 2012. Su conocimiento del caso en datos, circunstancias, fechas, leyes, actuaciones y consecuencias. La divergencia entre la historia documentada que manifestaba él y las poco consistentes intervenciones de los portavoces (en algún caso rayando el límite que marca el Art. 1º.2 de la Ley Orgánica 5/84 ya citado). La eclosión de un ánimo hosco en el declarante, aportando novedades imprevistas, que incita a pensar en los motivos de su aparición: mantener tipo y postura frente a conmilitones, pasar factura de viejas rencillas, venganza, o su situación ante la justicia.
Siendo lo anterior notable, queda por advertir algo que es de una entidad distinta e importa con vistas al futuro: La indefensión de la sociedad frente a hechos como los que se investigan. Y la sensación, desvalida y de falta de protección, que aparece cuando los recursos del Estado se usan como han hecho los portavoces parlamentarios que han actuado en la Comisión de Investigación sobre la crisis financiera de España y el programa de asistencia financiera ante la que compareció Rato.
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