El Gobierno del estado de Kaduna, norte de Nigeria, ha confirmado este martes la muerte de 34 personas, entre ellas dos militares, por un ataque perpetrado este domingo por hombres armados no identificados en la localidad de Kaura. "Las agencias de seguridad han informado al Gobierno de Kaduna que después de las operaciones de búsqueda, se ha confirmado la muerte de 34 personas", ha informado el comisionado de seguridad del estado, Samuel Aruwan, informa el diario nigerino 'Daily Post'. Aruwan ha comunicado que más de 200 casas y una treintena de negocios han sido destruidos durante el ataque del domingo a cuatro aldeas en el distrito de Kaura. Entre las víctimas hay siete heridos y una persona más desaparecida. Como consecuencia de estos ataques, el Gobierno estatal ha decidido imponer un toque de queda en la región para "evitar una nueva escalada de violencia". El gobernador de Kaduna, Nasir el Rufai, ha señalado que esta medida "es fundamental", ya que "los delincuentes aprovechan el caos para causar estragos". El domingo también se registró un nuevo ataque armado en el estado de Zamfara (noroeste), que dejó al menos 25 muertos, entre ellos un líder local. Se trata de una de las zonas más afectadas por la violencia y la crisis de seguridad en el país, protagonizada por bandas de criminales que controlan importantes territorios, especialmente en el norte y el noroeste de Nigeria. Estos grupo son responsables de decenas de secuestros y ataques durante los últimos meses, especialmente contra centros educativos y transportes, con el objetivo de obtener el pago de rescates. La reciente declaración oficial que les describe como grupos "terroristas" no ha conseguido contener sus incursiones en lo que se trata de una crisis de violencia endémica en el país africano. Los ataques en Nigeria, anteriormente centrados en la zona noreste del país --donde operan Boko Haram y su escisión, Estado Islámico en África Occidental (ISWA)-- se han extendido durante los últimos meses a otras zonas del norte y el noroeste, haciendo saltar las alarmas por la posible expansión de estas redes terroristas y criminales, muchas de las cuales viven del secuestro de estudiantes.
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