Las autoridades de Irán han liberado este domingo a la cantante Parastu Ahmadi, detenida durante la jornada del sábado tras dar un concierto sin llevar puesto el hiyab, según ha confirmado su abogado, sin que las autoridades se hayan pronunciado por ahora sobre lo sucedido. El abogado de Ahmad, Milad Panahipur, ha indicado en declaraciones al diario iraní 'Shargh' que junto a la cantante han sido liberados los otros dos miembros de la banda detenidos el sábado, sin que por ahora se hayan presentado cargos contra ellos. Las detenciones tuvieron lugar después de que la banda ofreciera a mediados de esta semana una actuación online en la que la cantante aparecía sin pañuelo y llevando un vestido que dejaba sus hombros al descubierto. Por su parte, las autoridades policiales iraníes han confirmado que Ahmadi fue llamada a declarar en relación con un vídeo "fuera de lo común" contrario a los valores estatales. Un portavoz de la Policía de la provincia de Mazandarán ha recalcado que la artista "salió del edificio acompañada de su familia tras una reunión informativa", según la agencia de noticias Tasnim. El suceso tiene lugar en un momento en el que una nueva ley endureciendo los castigos por violaciones del código de vestimenta está a la espera de ratificación por parte del presidente iraní, Masud Pezeshkian, quien recientemente expresó sus "reservas" sobre algunas cláusulas del proyecto. Pezeshkian afirmó el 2 de diciembre que "hay dudas y ambigüedades" sobre la aplicación de la legislación y advirtió de que "intentando arreglar algo, pueden dañarse muchas otras con esta intervención", dejando en el aire la posibilidad de ratificar la ley, ante el malestar popular por la represión de las protestas después de la muerte bajo custodia en septiembre de 2022 de Mahsa Amini, detenida por supuestamente llevar mal puesto el velo. El fallecimiento de la joven, miembro de la minoría kurda, desató una oleada de manifestaciones a nivel nacional que dejaron cerca de 500 muertos, según organizaciones no gubernamentales, mientras que los tribunales han condenado a muerte a varias personas por su papel en las protestas, algunas de las cuales han sido ya ejecutadas.
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