En el año litúrgico de la Iglesia católica existen dos ocasiones en el que el ministro puede revestirse de rosa y una de ellas es en Adviento. Concretamente el tercer domingo, conocido con el nombre de Gaudete.
En la celebración litúrgica del Domingo de Gaudete, el sacerdote puede vestir la casulla rosada. Un color que se identifica con la alegría y que está en conexión con la tradicional antífona de entrada de la misa de este día: «Gaudéte in Domino Semper, íterodico, gaudéte». Cita que la encontramos en la Carta a los Filipenses y que significa, «Regocijaos siempre en el Señor, os lo repito, regocijaos». Pero no siempre fue así.
Tenemos que trasladarnos hasta el siglo XVI para encontrar el origen de este color en las celebraciones litúrgicas.
En el año 1570, el papa Pío V establece de manera oficial, y obligatoria, en la Iglesia el uso de los colores litúrgicos ya establecidos e identificados en el año 1200 por Inocencio III. Se trata del verde, el blanco, el rojo, el morado y el negro.
A esta lista de colores litúrgicos, Pío V añade el rosa. ¿La razón? Sustituir al morado los domingos de Laetere y Gaudete y, de esta manera, informar visualmente al fiel que ese día debe estar alegre por la eminente Resurrección y Nacimiento, respectivamente, de Jesús.
Actualmente, la Instrucción General del Misal Romano, recoge la referencia del rosa como uno de los colores de las vestiduras sagradas. Y se establece su uso atendiendo a la tradición de la iglesia particular. Se trata del canon 346.f: «El color rosado puede usarse, donde se acostumbre, en los domingos Gaudete (iii de Adviento) y Laetere (iv de Cuaresma)».
A esta lista de colores litúrgicos, Pío V sumó, también, el dorado. Este colorpuede usarse, junto al blanco, para celebrar las fiestas más importantes para el católico, como es la Natividad del Señor.
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