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El objeto de esta columna es expresar una reflexión sobre la Iglesia católica, ya que a menudo es actualidad y motivo de fuerte polémica. Mucho de lo que leo sobre la Iglesia católica podríamos afirmar, a mí modo de ver y desde siempre, que es «signo de contradicción».
La historia rara vez se detiene en los discretos, prefiere los gestos grandilocuentes, las batallas, las frases solemnes grabadas en mármol. Pero de vez en cuando, de entre las “sombras”, emerge alguien cuya importancia no necesita discursos ni heroicidades estridentes.
La meritocracia elogia la cultura del mérito “porque nos impide valorar a quien de verdad importa y aporta más a nuestras vidas… Está claro, padecemos una elite que cree que es lo mejor para hacer llegar al poder en una carrera de esfuerzo y talento que intenta hacernos creer que ha sido justa. No lo es.
Desde que Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa el 13 de marzo del 2013, su pontificado ha sido una lucha constante entre la renovación y la resistencia interna. Con una visión clara de lo que la Iglesia Católica debía ser en el siglo XXI, Francisco ha desafiado estructuras de poder, ha sacudido los cimientos de la curia y ha tratado de acercar a los fieles que históricamente habían sido rechazados por la institución.
Sor Juana de la Cruz, nacida como Juana Rodríguez de la Cruz en 1481 en una familia humilde en Cubas de la Sagra (Madrid), fue una religiosa y mística española que destacó por su vida de fervor religioso, sus dones espirituales y su gran influencia en la vida eclesiástica de su tiempo. Su biografía está marcada por una entrega radical a Dios y a la vida religiosa, además de una serie de eventos extraordinarios que contribuyeron a su fama de santidad.
Entre la espesa arboleda autóctona, se erige esta construcción de gran dimensión, pero inacabada, realizada en sillería de granito y de planta rectangular, dominando el barroco. En una hornacina del interior reposa la venerada imagen de Santa Minia.
Francisco comenzó su Papado bajo el signo de la "Franciscomanía”, fenómeno sociológico que logró que una persona sin conocimiento previo de los entresijos del poder Vaticano ni ideario previo conocido, se convirtiera en icono de la juventud e insuflador de vientos de cambios en la Iglesia.
Hoy, vamos a abordar la grave situación de la salud del papa Francisco, hospitalizado inicialmente por una infección respiratoria, que se ha ido complicando, por lo que -a la hora de escribir esta columna- sigue siendo crítica e incierta. Desde esta modesta columna le deseamos la más pronta y total recuperación. Y nos unimos a los mensajes de apoyo y simpatía que el pontífice Francisco está recibiendo de numerosos líderes y organizaciones progresistas y revolucionarias de todo el mundo.
Desde el arranque de su campaña electoral, Donald Trump dejó claro que la fecundación in vitro (FIV) iba a estar en el centro de su agenda. No lo dijo una vez ni dos, sino en repetidas ocasiones, proclamando que su administración haría lo necesario para que este tratamiento estuviera al alcance de todos los estadounidenses.
En un significativo acto de contrición, el obispo de Bilbao ha pedido perdón públicamente a todas las víctimas de pederastia en la Iglesia. Este gesto, aunque simbólico e importante, ha sido recibido con escepticismo por parte de las víctimas y sus defensores, quienes insisten en que "esto no cierra nada" y en que se debe continuar trabajando para que la verdad salga a la luz.
Recuerdo una anécdota que viví hace algún tiempo mientras caminaba con un sacerdote. Durante nuestro paseo, se nos acercaron dos sindicalistas que comenzaron a quejarse de la Iglesia, acusándola de no hacer lo suficiente para ayudar a los pobres. Fue un momento tenso, cargado de críticas y palabras que, si bien tenían una intención de justicia social, estaban impregnadas de reproche.
¿Por qué un obispo como Xavier Novell que según la prensa es un hombre inteligente y posible candidato al cardenalato no puede casarse? El celibato del clero no tiene base bíblica. Se introdujo en el siglo XI, siendo papa Gregorio VII, y reformado durante el pontificado de Pablo VI en el Concilio Vaticano II.
En los pliegues de la historia medieval, como en un paisaje en penumbra, surgen las beguinas: mujeres que, ajenas a los dictados de la época, trazaron su propio camino entre la devoción y la independencia. Sin órdenes que las ataran ni votos perpetuos que las confinaran, estas almas osadas encontraron una vía intermedia entre el claustro y el matrimonio, dos opciones que para muchas resultaban igual de restrictivas.
La ordenación de José Luís Serrano Pentinat, el sábado 21 de septiembre de 2024 en la catedral de La Seu d’Urgell como obispo coadjutor, el arzobispo d’Urgell trata el tema de las ordenaciones en su escrito “Acojamos al obispo coadjutor d’Urgell” (La Vanguardia 15/09/2024). Trataré el tema desde la perspectiva bíblica no desde el humanismo cristiano como hace el clérigo.
El arzobispo de Tarragona Juan Planelles nos dice cómo podemos afrontar la barbarie humana, cuando escribe: “Tiene que haber lugar para la reflexión que viene del substrato espiritual de la sociedad que recoge siglos y siglos de sabiduría y de experiencia. Por esto, como afirma nuestro Papa, es la fe cristiana junto con las otras religiones, las que son llamadas, incluso a liderar –por muy extraña que sea la propuesta- esta renovación social".
Durante muchos años la Iglesia católica ha condenado el uso de anticonceptivos, desde la Encíclica de Pablo VI, aunque algunos cardenales como el futuro Papa Juan Pablo I pensaban que no había que prohibirlo (luego se sumaron a la decisión papal). Mucho se ha dicho sobre si esa doctrina “irreformable” pertenecía a una doctrina “definitiva”, pero ya se ve que es difícil, en el contexto de cada momento histórico, distinguir lo disciplinar de lo doctrinal.
Salvador Pié, teólogo y rector de Santa María del Mar, comienza su escrito: Un documento vaticano renovador, con estas palabras. “El papa Francisco recordó al inicio de su pontificado la necesidad “de una conversión del papado” ya que “una excesiva centralización más que ayudar complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera” (Evangelii gaudium, núm. 23). ¿Un documento vaticano renovador?, de renovador no tiene nada.
Escuchar, sin abochornarse, los comentarios que se realizan en TV, canal nacional, sobre la realidad de Venezuela, provoca vergüenza, desprecio y, sobre todo, asombro de cómo personas, entendemos preparadas, progresistas de nombre, pueden transformarse y convertir la mentira en verdad, el dolor al pueblo, en medidas por la paz social.
Eso significaba, sencillamente, que el poder en sus aspectos más destacados, económico, social y religioso, era el factor PREDOMINANTE en las IDEOLOGÍAS. Finalizada la guerra civil, volvieron, por pura lógica militar, los famosos triunviratos dirigentes de la masa social componente de cualquier sociedad: el poder “religioso”, el poderío de la “nobleza tradicional” y el agrupamiento organizado “Militar”.
El término “laicidad” ha emergido para significar un mutuo respeto entre la Iglesia y el Estado, fundamentado en la autonomía de cada parte. Este concepto se distingue del “laicismo”, que aboga por la exclusión de la influencia religiosa en la vida social, como resultado de un proceso de secularización.
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