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Algo debe de tener la serpiente, por arrastrada, sigilosa o amenazante, para servir de icono en mil representaciones históricas, en las cuales fue utilizada reiteradamente. Desde sus menciones bíblicas a las experiencias mesoamericanas o en multitud de evocaciones literarias, sirvió de imagen ilustrativa.
Ha llegado un momento en que tenemos que andar por la vida como el simpático alcalde-cabrero de la serie “El pueblo”. Este hombre va cargado con un diccionario a todas partes, con el fin de entender los “palabros” que escucha a su alrededor.
Bien sabemos que la palabra “navidad” tiene su origen en el latín “nativitas”, que significa nacimiento y, en el latín eclesiástico “Nativitas Domini” se refiere al nacimiento de Jesucristo. Ahora bien, si analizamos brevemente los antecedentes pre-cristianos, nos encontraremos con celebraciones y festividades que tenían lugar en distintas culturas cuya herencia en rituales contribuyó bastante a conformar lo que hoy celebramos la noche del 24 y el 25 de diciembre.
Al paso que vamos con los discursos actuales, corremos el riesgo de hablar sin conocer realmente lo que estamos diciendo. Se tergiversan tanto las palabras y se usan con un desinterés inusitado, que las palabras pronunciadas dan lo mismo, en realidad nos quedamos con los sobreentendidos particulares; es decir, cada sujeto involucrado en dichas expresiones entenderá las cosas como quiera.
En el año litúrgico de la Iglesia católica existen dos ocasiones en el que el ministro puede revestirse de rosa y una de ellas es en Adviento. Concretamente el tercer domingo, conocido con el nombre de Gaudete. En la celebración litúrgica del Domingo de Gaudete, el sacerdote puede vestir la casulla rosada. Un color que se identifica con la alegría y que está en conexión con la tradicional antífona de entrada de la misa de este día.
Esta corta frase con la que titulo este escrito la pronunció el 6 de diciembre (Día de la Constitución) el actual habitante de La Moncloa. Sánchez instó a “cuidar la Constitución” algo que conlleva a su juicio a cumplirla “de pe a pa”, desde el primero hasta el último de sus artículos. Cuando oí esta frase lapidaria (que me recordó al “no es no”) pensé: este tío viene con sus frasecitas de pijo tonto para deslumbrar a sus seguidores.
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