Las autoridades de Reino Unido han anunciado este martes la imposición de un nuevo paquete de sanciones contra la infraestructura energética al restringir las operaciones de una veintena de embarcaciones que forman parte de la llamada "flota rusa en la sombra", formada por barcos de gran antigüedad y propiedad anónima para transportar petróleo ruso a pesar de las sanciones internacionales. El Ministerio de Exteriores británico ha indicado en un comunicado que estas embarcaciones se encuentran detrás de la exportación de unos cuatro millones de barriles de cruzo ruso a lo largo de 2024. Así, ha puntualizado que estas nuevas sanciones buscan "frenar la maquinaria de guerra rusa" y "reducir esta exportación de crudo, tan necesaria para que el país saque adelante su guerra ilegal". Reino Unido ha impuesto sanciones contra más de un centenar de buques por transportar crudo, entre ellos 93 buques de carga, lo que lo convierte en el país que más medidas de este tipo ha introducido hasta la fecha. Estas medidas cuestan al presidente ruso, Vladimir Putin, miles de euros. "Estamos trabajando para garantizar la seguridad frente a las acciones de la flota rusa en la sombra en la zona del Báltico y el mar Negro", recoge el comunicado, que apunta a que Londres también ha tomado medidas que suponen un "desafío" para los barcos que atraviesan el canal de la Mancha. Estas nuevas medidas han sido impuestas ahora que otros países, como Dinamarca, Suecia, Polonia, Estonia y Finlandia, han accedido a trabajar de forma conjunta frente a las acciones de estas embarcaciones en la ruta del Báltico. Esta nueva iniciativa busca "obstaculizar las entregas ilícitas de crudo", tal y como señala el Gobierno. El primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, ha afirmado que estas medidas siguen permitiendo a Rusia hacerse con significativas cantidades de dinero mientras las "familias ucranianas sufren las consecuencias del frío, las largas noches y la falta de calefacción y de electricidad debido a los ataques continuados de Rusia". Sin embargo, ha aseverado que estas circunstancias "no harán que Ucrania acabe cediendo y viniéndose abajo". "Esto solo profundizará su resolución", ha garantizado, al tiempo que ha anunciado nuevas ayudas valoradas en 35 millones de libras (unos 42,3 millones de euros). "Con estas medidas, buscamos aumentar la presión sobre la economía de guerra de Putin mientras reforzamos las capacidades de Ucrania para contribuir a que la población haga frente al tercer invierno de invasión", ha puntualizado.
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