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Cese del fuego para soplar brasas

Un 17 de diciembre del año 1933, llegó a manos del general José Félix Estigarribia un despacho del ministro de defensa paraguayo
Luis Agüero Wagner
martes, 17 de diciembre de 2024, 09:46 h (CET)

Un 17 de diciembre del año 1933, llegó a manos del general José Félix Estigarribia un despacho del ministro de defensa paraguayo, Victor Rojas, informando de un pedido de los enviados por la Sociedad de las Naciones a La Paz. Estigarribia era el comandante supremo del Ejército paraguayo en el Chaco, responsable de conducirlo en una guerra con Bolivia por el territorio del Chaco Boreal.


En el despacho, el ministro de Defensa consultaba al General sobre una propuesta de tregua recibida desde la capital boliviana, firmada por los funcionarios de la Sociedad de las Naciones que se encontraban buscando un acuerdo de paz en un plazo no mayor a las 48 horas. La propuesta, según lo demuestran los documentos oficiales del Departamento de Estado norteamericano, contaban con la venia de la Séptima conferencia panamericana que se desarrollaba en Montevideo y con el apoyo de la ya para entonces irresistible presión de la diplomacia estadounidense.


El célebre secretario de estado Cordell Hull se había hecho presente en Uruguay para la Conferencia, quedando el departamento de estado a cargo del subsecretario William Phillips quien aparece en los documentos como secretario de estado interino, siendo Hull mencionado como presidente de la delegación que se encontraba en Montevideo.


La aceptación del armisticio, según lo confiesa el mismo Estigarribia en sus memorias, fue un craso error, pues implicó renunciar al principio básico de explotar el éxito, luego de un exitoso cerco paraguayo que había neutralizado más de un tercio de las fuerzas operativas bolivianas el once de diciembre.


El 18 de diciembre a la hora 11, el representante diplomático de Estados Unidos informaba a Washington que los miembros de la Sociedad de las Naciones habían abandonado La Paz rumbo a Asunción, con una contrapropuesta boliviana que sería aceptada por Eusebio Ayala, según informaría el representante diplomático estadounidense en Asunción, el novelista Meredith Nicholson, el 19 de diciembre a la hora 13.


El 19 de diciembre de 1933 a la hora 14, antes de cumplirse el plazo para acceder al armisticio, el secretario de estado Cordel Hull, en calidad de presidente de la delegación norteamericana ante la Séptima Conferencia panamericana , escribía perfectamente informado de todoal Secretario de Estado interino desde Montevideo.


Hull comunica que la tregua comenzará ese mismo día 19 y durará hasta el 30 de diciembre, dando así tiempo a los dos países para llegar a un acuerdo definitivo sobre la desmovilización y el arbitraje.

Cordell Hull agrega que desde su llegada a la capital uruguaya, la delegación norteamericana ha realizado todos los esfuerzos posibles para lograr el actual cese del fuego luego de Campo Vía.


Hull se adjudica este logro, transcribiendo como prueba un telegrama del Ministro estadounidense en La Paz que dice que “el acuerdo actual es el resultado de la presión ejercida por la delegación norteamericana en Montevideo.” Por si faltase evidencia de la participación estadounidense en el armisticio de Campo Vía, el mismo 19 de diciembre de 1933, el secretario de estado interino Phillips transmite a Hull las congratulaciones del presidente Roosevelt por lo que califica como “un gran logro”.


La prodigiosa demostración de poder, eficacia y sincronización por parte de la diplomacia norteamericana para obtener una tregua en el Chaco, no se repitió al mes siguiente y las hostilidades entre Paraguay y Bolivia debieron prolongarse hasta junio de 1935.


El escritor Meredith Nicholson, profetizó en una comunicación desde Asunción el 22 de diciembre de 1933 a la hora 14, de que la falta de sincera convicción por parte de Estados Unidos en el proceso para lograr este armisticio traería complicaciones ulteriores.


“En Paraguay ha surgido un fuerte sentimiento que exige una paz acorde con los grandes éxitos militares, que se manifiesta cada vez con más fuerza” creciendo “un fuerte sentimiento contrario a una paz claudicante y fácil con Bolivia”. Nicholson también anticipa que “Es posible que ahora (Paraguay) se resista a someterse al arbitraje de cualquier organismo en la cuestión territorial”.


También puntualiza que “una protesta de Bolivia por la supuesta violación del armisticio despierta burlas y resentimientos en Asunción. Es probable que esas protestas solo precipiten más demostraciones de superioridad militar por parte de Paraguay”, concluía Nicholson. LAW

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