MADRID, 20 (OTR/PRESS) Solo nos faltaba descubrir que el fiscal general pudo destruir pruebas en un supuesto delictivo (revelación de secreto). Si es verdad lo que dice la Guardia Civil sobre el borrado de los mensajes del móvil incautado a García Ortiz, lo de "calvario judicial" de Sánchez se queda corto. Y lo de "gobierno para rato" será fallida bengala de náufrago. Peor le ha ido al "nexo corruptor" del caso Koldo, Víctor Aldama, cuyo móvil va a ser una fuente inagotable de información sobre la "organización criminal" en la que aparecía José Luis Ábalos ejerciendo un "papel principal", según la exposición razonada que el juez Ismael Moreno (A.N) elevó en su vía al Tribunal Supremo. Tampoco el entonces ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE afronta su empapelamiento con la huella digital limpia de polvo y paja, en vísperas de perder su inmunidad como aforado. "Dejemos que el juez haga su trabajo", dijo el superministro Bolaños en la rueda de prensa posterior al último consejo de ministros, cuando se le preguntó por una supuesta financiación ilegal del PSOE con mordidas apadrinadas por Ábalos. Ya, pero el Gobierno ha arremetido judicial y mediáticamente contra dos actores estelares de la trama (Aldama y Koldo, básicamente). Y contra el propio exministro, por vía política (se le pidió que entregase el acta de diputado) e incluso administrativa, con una auditoría ordenada por el actual ministro de Transportes, Óscar Puente, cuyo informe final irritó sobremanera a su antecesor. Entonces Ábalos cargó contra la decisión de Puente porque la auditoría contamina un procedimiento penal en marcha, porque se había violado su derecho a defenderse, porque estaba cargada de juicios de valor y no de datos objetivos, porque el Gobierno había puesto en circulación un relato condenatorio sin respetar la presunción de inocencia y, en fin, porque "el Gobierno busca mi imputación". A Carlos Alsina le llegó a decir en la radio: "Tengo ese convencimiento". Por eso no sorprendió su reacción cuando, este jueves en los pasillos del Congreso, se le preguntó por el auto del magistrado del TS donde se habla de "indicios bastantes" de conductas delictivas en supuestos de pertenencia a organización criminal, malversación, cohecho y tráfico de influencias. El hecho de estar al borde del procesamiento por el alto Tribunal le llevó a responder con amarga ironía: "Vaya sorpresa, ¿no? Sin embargo, en los últimos mensajes de Moncloa (marcha atrás respecto a la auditoría de Óscar Puente, no sea que a Ábalos se le ocurra disparar contra Santos Cerdán, Illa, Torres y María Jesús Montero) y en la reciente deposición judicial del asistente, Koldo García (niega que Ábalos recibiera mordidas), muchos han querido ver una concertación exculpatoria que respondería a un pacto de socorros mutuos.
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