MADRID, 16 (OTR/PRESS) El juez Hurtado debe estar hablando solo. Lo debe estar haciendo si escucha tertulias de radio y televisión, si lee determinadas crónicas y si sigue las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros. Si hace todo esto, no sería sorprendente que se preguntara para qué había estudiado tanto, para qué le han servido años y años de experiencia. No sería sorprendente, a la vista de las críticas realizadas en relación a su auto sobre el Fiscal General del Estado. Afortunadamente en España se puede opinar de todo lo que acontece, incluidas las resoluciones judiciales, pero en el caso del auto citado se ha ido mucho más allá de las legítimas opiniones. Se ha acusado al juez Hurtado de especular, de no aportar pruebas sobre la posible llegada del correo en cuestión a la Presidencia del Gobierno. Se podría preguntar el juez como es posible que haya cometido tantos errores, como es posible que se le hayan escapado tantos aspectos que los "juristas" denuncian, como es posible que quienes han realizado un juicio sumarísimo del auto sean más listos que el, tengan tanta o más formación jurídica que él. Quienes protagonizan este juicio sumarísimo repiten, casi de manera textual, los argumentos del Gobierno, argumentos tan burdos como que no se han encontrado mensajes en el móvil del FGE no hay caso, según llegó a afirmar el propio Presidente del Gobierno. No hay caso, aseguran una y otra vez desde el PSOE y desde el Gobierno. De momento lo que no hay es una sentencia condenatoria, de manera que Garcia Ortiz es inocente hasta que no se demuestre lo contrario. Será cuando se abra juicio oral, si se llega a abrir, cuando no basten indicios racionales, harán falta pruebas, pero los indicios racionales forman parte de cualquier instrucción penal. Casi en paralelo, y a instancias del PSOE y de Más Madrid, se amplía la investigación sobre Gomez Amador. El fiscal ha dado el visto bueno a esa iniciativa y a través del pertinente escrito aporta indicios racionales de que, efectivamente, ha podido caer en corrupción de negocios al comprar una empresa relacionada con Quirón por un precio que no se correspondía con el valor de la citada empresa. Hasta donde se sabe, el fiscal no aporta pruebas contundentes e inequívocas pero ninguno de los que enjuician sumarísimamente el auto del juez Hurtado ha cuestionado la actuación del fiscal. Y hacen bien. Tanto el juez Hurtado como el fiscal que solicita investigar el supuesto delito de corrupción en los negocios saben más, mucho más que cualquiera de los "juristas" que no opinan, cosa a la que todos tenemos pleno derecho, sino que dictan sentencia del buen o mal hacer tanto de fiscales como de jueces. Hay que tener cuidado y ser ponderados en las críticas y en las opiniones tanto cuando se refieren al Gobierno, a la Oposición pero sobre todo cuando se trata de uno de los poderes del Estado y el poder judicial es el único poder que tiene las herramientas, el conocimiento y la encomienda constitución de velar por la legalidad de nuestras actuaciones, sean estas del Fiscal General del Estado como de González Amador. Lo contrario es jugar con fuego, es establecer desconfianzas y apriorismos sobre un bastión fundamental de cualquier democracia consolidada. Dejemos trabajar a jueces y fiscales, opinemos sobre sus resoluciones pero no les juzguemos en función de intereses particulares, entre otras cosas, porque no sirve para nada. Ni el juez Hurtado va a dejar de dictar los autos que considere oportunos y ni el fiscal que apoya una nueva instrucción para Gonzalez Amador van a hablar solos. Saben que cumplen con su deber.
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