MADRID, 18 (OTR/PRESS) La última subida del SMI aprobada por el Gobierno la semana pasada sigue provocando reacciones. A la decisión de que unos 570.000 perceptores tengan que tributar IRPF por primera vez, se ha sumado un informe de la patronal CEPYME en el que avisa de que su incremento en un 61% desde 2018 ha dejado en la estacada a unas 25.000 pequeñas empresas con uno o dos trabajadores, la pérdida 32.000 empleos y se han dejado de crear decenas de miles de puestos de trabajo. Hay que tener en cuenta que, con esta última subida, el SMI supera en muchas Comunidades Autónomas el 70% del salario medio, crece el doble que las ventas del comercio minorista y más de tres veces que las de bares y restaurantes. Esto significa, según cálculos de la patronal, que las pequeñas y medianas empresas han dejado de crear 350.000 empleos. No es la primera vez que conocemos cifras parecidas. Tanto el Banco de España, como Fedea, incluso un informe encargado por el propio Ministerio de Trabajo, ya dejaron claro que subidas tan rápidas y fuertes del SMI tenían ese efecto perverso sobre las cuentas y el empleo de este tipo de empresas y microempresas. Y es que el coste laboral real de la subida en un 4,4% es en realidad para el empresario de entre el 67% y el 75% del SMI. Es decir, que los 1.816 euros mensuales se convierten en 1.904 euros. Además, hay que tener en cuenta una regla muy básica en economía. El salario no es algo que se fija en función de lo que le de la gana al gobierno de turno, sin tener en cuenta un factor fundamental como es la productividad. Es decir, el salario no debe superar el aumento de los ingresos que genera su contratación. Como muy bien explica en "Vozpópuli" José Luis Feito, "los salarios y el empleo se mueven de manera que las remuneraciones de los trabajadores tiendan a coincidir con sus contribuciones a los ingresos de las empresas". Es obvio, que esta variable de la productividad no se ha tenido en cuenta y de ahí la pérdida de empresas y puestos de trabajo. De hecho, si la productividad no fuera un factor clave, por qué no subir el SMI hasta los 3.000 o 5.000 euros.
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