MADRID, 2 (OTR/PRESS) Si no fuera porque las cosas son como son, y no como parece que son, uno tendría la tentación de maliciarse un bien apañado consorcio del rey emérito, don Juan Carlos de Borbón, y el expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que siempre fueron buenos amigos, para consolidar el innecesario protagonismo de ambos. Este, porque le ha cogido el gusto a los platós de televisión. Y aquel, porque necesita cariño y recurre al victimismo para movilizar a sus defensores. Mal favor le hace a don Juan Carlos quien le haya aconsejado emprender acciones legales contra la estrella televisiva de quien todavía ejerce como diputado autonómico de la Asamblea de Cantabria. Ni cinco minutos ha tardado Revilla para venirse arriba en una rueda de prensa dedicada a ratificarse en sus arremetidas públicas contra el emérito por defraudador, malversador, chorizo, apátrida, mal marido, y el televisado lanzamiento de pedradas verbales que encajan en la falta de ejemplaridad mayoritariamente apreciada por la opinión pública española. La inesperada respuesta del emérito ha sido la de cargar con Revilla por las expresiones "calumniosas" e "injuriosas" vertidas públicamente entre mayo de 2022 y enero de 2025. Y si no hay conciliación previa ante los juzgados de primera instancia de Santander, la abogada Guadalupe Sánchez, que el emérito comparte con el novio de Díaz Ayuso (también son ganas de alimentar culebrones), acabará querellándose contra el cántabro por haber atentado contra el honor del ex rey de España, valorado en 50.000 euros (en concepto de indemnización por los daños causados). Puestos a liarla, a uno se le ocurre que la presunción de inocencia, tan presente estos días en políticas y mediáticas reyertas tumultuarias, se le puede volver en contra a don Juan Carlos de Borbón. Lo digo porque, en la tarea de los jueces de aplicar la presunción de inocencia a Revilla como presunto "calumniador" (¿acaso ha mentido?) o presunto "injuriador" (¿acaso insulta, o es el único que insulta, quien se limita a repetir lo que es vox populi?), acabarán reapareciendo papeles relacionados con presuntos delitos cometidos por don Juan Carlos (fiscales, blanqueo de dinero, cohecho) que acabaron en el congelador por prescripción, inmunidad o ajuste de cuentas con la Agencia Tributaria. Menos mal que los custodios de la buena imagen de la Corona, como cara visible de la propia Monarquía Constitucional, guardan incalculables reservas de sentido común en el Palacio de la Zarzuela. Gracias a eso, también ha sido casi instantánea la difusión pública del distanciamiento de la Casa del Rey respecto a una decisión no consultada por don Juan Carlos. De modo que el culebrón se queda en la "iniciativa personal" del emérito contra los ataques de Revilla y la insistencia de este en que aquel "se los merece".
|