Los ministros de Exteriores del G7 han exigido este martes un alto el fuego "inmediato e incondicional" en Sudán, coincidiendo con el segundo aniversario de la guerra civil que enfrenta al Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), que ha sumido al país africano en una de las peores crisis humanitarias a nivel mundial, con más de 15 millones de desplazados internos y refugiados. "Instamos tanto a las Fuerzas Armadas como a las RSF a participar activamente en negociaciones serias y constructivas. Todos los actores externos deben cesar cualquier apoyo que avive el conflicto", reza un comunicado conjunto en el que han condenado "todas las violaciones y ataques ilegales" de ambas partes y sus milicias aliadas. Además, han subrayado que "para una paz sostenible en Sudán, cualquier resolución del conflicto debe basarse en la voz de la población civil sudanesa", haciendo hincapié en que "las mujeres, los jóvenes y la sociedad civil deben tener una participación significativa en todos los procesos de paz". "Reafirmamos nuestro apoyo a una transición democrática y expresamos nuestra solidaridad con el pueblo de Sudán en sus esfuerzos por forjar un futuro que refleje sus aspiraciones de libertad, paz y justicia", han agregado. Los jefes de la diplomacia de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea han aprovechado la ocasión para "denunciar inequívocamente el conflicto en curso, las atrocidades y las graves violaciones y abusos de los Derechos Humanos en Sudán". Asimismo, han condenado "enérgicamente los ataques de las RSF" perpetrados contra los campamentos de desplazados de Zamzam y Abu Shouk, en los alrededores de la ciudad de El Fasher, "que han causado numerosas víctimas". Mientras que han instado a las partes en conflicto a que cumplan con sus obligaciones en virtud del Derecho Internacional Humanitario, que obligan a distinguir entre objetivos civiles y militares, han advertido de que la población sudanesa, especialmente mujeres y niños, "sufre una de las mayores crisis humanitarias y de desplazamiento del mundo", cuando "la hambruna continúa propagándose" por el país africano. En este sentido, han instado a las partes a que eliminen los obstáculos a la ayuda humanitaria transfronteriza efectiva, garanticen la seguridad de los actores humanitarios locales e internacionales y permitan el acceso humanitario a Sudán a través de todos los cruces fronterizos, incluidos Sudán del Sur y Chad. Por último, han reconocido "la importante función de las Salas de Respuesta a Emergencias en la atención y protección de la población civil" y han solicitado su protección. La guerra entre el Ejército y las RSF estalló en abril de 2023 a causa de las fuertes discrepancias en torno al proceso de integración del grupo paramilitar --ahora declarado como terrorista-- en el seno de las Fuerzas Armadas, situación que provocó el descarrilamiento definitivo de la transición abierta tras el derrocamiento en 2019 del régimen de Omar Hasán al Bashir en un golpe de Estado militar. Dicho proceso de transición sufrió un grave varapalo en octubre de 2021, cuando el jefe del Ejército y presidente del Consejo Soberano de Transición, Abdelfatá al Burhan, dio una nueva asonada --respaldada por Dagalo, entonces su aliado-- en el que fue derrocado el primer ministro, Abdalá Hamdok. Los intentos de reconducir la situación e integrar a las RSF en el Ejército terminaron por desatar un conflicto a gran escala que ha sumido al país en una grave crisis humanitaria.
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