MADRID, 19 (SERVIMEDIA)
Responsables de la Fundación Cepsa, la Asociación Española de Fundaciones, la Fundación Gil Gayarre y la Fundación Mapfre destacaron la necesidad de “avanzar en digitalización”, “actuar con flexibilidad y agilidad” y “apostar por la innovación” a la hora de hacer frente a las consecuencias derivadas de la crisis social y económica del coronavirus, durante un encuentro sobre la aportación de las fundaciones corporativas a la acción social organizado por la agencia de noticias Servimedia.
Según el presidente de la Asociación Española de Fundaciones, Javier Nadal, la irrupción de la Covid-19 ”fue para todos un gran susto”, por lo que “primero tuvimos que enterarnos, asumirlo y, después, levantarnos”. “Todo esto lo hicimos en cuestión de minutos”, por lo que aseguró sentirse “muy orgulloso” de la respuesta ofrecida.
“En un primer momento nos dimos cuenta de que muchos programas no se podían continuar” y luego “tuvimos que elegir entre lo necesario y lo realmente urgente”.
De hecho, más del 90% de los programas de acción social desarrollados por el sector de las fundaciones sufrieron cambios –o desaparecieron o se modificaron—desde el inicio de la pandemia.
“Algunos simplemente no podían llevarse a cabo por el confinamiento y en otros casos nos dimos cuenta de que habían aparecido necesidades mucho más urgentes”, explicó Nadal.
En su opinión, resultó “muy importante la agilidad y la flexibilidad” con que todo el sector fue capaz de responder, sumadas “por supuesto a la solidaridad de muchos empleados y voluntarios que querían seguir aportando”.
En este punto tuvo un papel clave la digitalización, resaltó, que “nos permitió poner en marcha muchas iniciativas”. De este modo, las fundaciones impulsaron programas de educación para apoyar a los menores más desfavorecidos, colaboraron en el reparto de tablets y de tarjetas wifi y para los hogares sin posibilidad de conexión a Internet, reforzaron la financiación destinada a proyectos sociales, y desarrollaron programas de voluntariado online o telefónicos para atender a las personas mayores que estaban solas, explicó la directora de la Fundación Cepsa, Cristina Ortiz.
FONDOS EXTRAORDINARIOS
Como parte de su respuesta a la Covid-19, la Fundación Cepsa elevó la dotación de sus Premios al Valor Social hasta los 500.000 euros. En la presente edición “”mantendremos la misma cuantía”, declaró Cristina Ortiz.
Según apuntó, esta línea de ayudas a proyectos sociales “es, desde su creación en 2005, uno de los principales programas ” de Fundación Cepsa”. “En 2020 decidimos aumentar su cuantía y cambiar las bases legales”, prosiguió, "para apoyar de forma decidida a proyectos destinados a paliar las consecuencias de la Covid-19”.
Uno de los premiados fue el programa ‘En compañía se lleva mejor'’ de la Fundación Gil Gayarre, que buscaba atenuar el aislamiento y la soledad de las personas con discapacidad intelectual y de sus familiares fruto del confinamiento.
Según Amparo González, directora general de la fundación, el programa promovía la creación de “cafés virtuales” donde familias, usuarios con discapacidad, voluntarios y profesionales podían compartir sus preocupaciones y darse apoyo mutuo.
Asimismo, "pusimos en marcha una formación con tutoriales e instrucciones sencillas para salvar la brecha digital que afecta a muchas de estas personas”, explicó. “Muchos usuarios con discapacidad intelectual a los que atendemos no tienen acceso a Internet, apuntó, pero tampoco sus padres, que a veces son muy mayores”.
Titulada ‘A un solo click’, esta guía les sirvió para ”aprender, por ejemplo, a utilizar Zoom y a hacer videollamadas”, declaró. En su elaboración participaron empleados de Cepsa, ya que uno de los requisitos de los Premios al Valor Social es que cada proyecto esté patrocinado por un trabajador en activo.
Gracias a esos 500.000 euros, “en 2020 impulsamos 43 proyectos sociales de respuesta a la Covid-19”, indicó Cristina Ortiz. “Nuestra ayuda ahora es más necesaria que nunca, y vamos a mantener la misma dotación”, avanzó.
SER ÁGILES
El director general de Fundación Mapfre, Julio Domingo, destacó a su vez que a finales de marzo el patronato de esta entidad ya aprobó una dotación extraordinaria de 35 millones de euros para tres líneas de trabajo frente a la Covid-19.
La primera consistió en una donación de 5 millones de euros al CSIC, que ya estaba operativa a principios de abril. Asimismo, “destinamos 20 millones de euros a la adquisición de equipos de protección , respiradores y otros materiales sanitarios en 27 países”, sobre todo en América Latina, indicó.
Por último, la Fundación Mapfre aprobó una partida de 10 millones de euros para prestar atención psicológica a aquellos ciudadanos que perdieron a un familiar, acompañar a los mayores que vivían solos a través del voluntariado, asistir a las personas de la tercera edad con menos recursos mediante microdonaciones,; desarrollar y fabricar respiradores automáticos y equipos de protección individual, proporcionar bienes de primera necesidad y recuperar el empleo a través de ayudas, dirigidas principalmente a pymes y autónomos.
Según Domingo, “si las fundaciones corporativas tenemos posibilidad de sacar de las reservas y hacer aportaciones extraordinarias es ahora cuando se nos tiene que ver”. “Nosotros fuimos rápidos”, afirmó, y esta agilidad y flexibilidad fueron dos capacidades “muy importantes”.
I+D
Junto a ellas, destacó “la innovación”, entendida como “investigación y desarrollo en necesidades sociales”, como otro aspecto “determinante en la respuesta a la crisis causada por la Ccovid-19. “No solo hemos de responder a las necesidades que ya vemos, sino también anticiparnos a las que van a surgir”, subrayó.
Por eso, la Fundación Mapfre ha desarrollado junto a Grupo Siro una galleta con un muy alto nivel nutritivo (100 gramos equivalen al 50% de las necesidades diarias de un adulto) para su distribución entre los bancos de alimentos. “Somos conscientes de que la desnutrición aumentará en muchos países” y que “en España, sin ser tan graves, también habrá más problemas de malnutrición”. De ahí esta respuesta.
Por su parte, la consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía, Rocío Ruiz, resaltó la contribución de las empresas, las fundaciones y todo el Tercer Sector durante la pandemia.
Alabó la “rapidez y agilidad” de sus actuaciones, que comparó “con la rigidez de la burocracia” de las administraciones públicas. Gracias a ellas, se distribuyeron tablets “entre las personas mayores y con discapacidad que vivían en las residencias, que han sido las más perjudicadas por la pandemia.
“También nos ayudaron con los niños de las zonas más desfavorecidas de Andalucía”, prosiguió, “y en el sistema educativo, que se vio que no estaba todo lo preparado que debía”. En su opinión, esta colaboración de administraciones públicas, empresas y Tercer Sector “es el camino a seguir para pasar del asistencialismo a la inclusión social”.
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