MADRID, 04 (SERVIMEDIA)
El 55% de los menores que acude a un juzgado para comparecer en un juicio por divorcio lo hace en un “entorno hostil”, como consecuencia del “miedo, tensión y ansiedad” que les produce el litigio que protagonizan sus progenitores.
Esta es una de las conclusiones del IV Observatorio del Derecho de Familia que la Asociación Española de Abogados de Familia (Aeafa), que se publicó este viernes y en el cual se analiza la situación de los menores en procesos de divorcio.
En el trabajo también se destaca que únicamente el 6% de los menores en España expone su opinión en una sala amigable y adecuada para tal efecto, mientras que un 35% lo hace en el despacho del juez.
La audiencia del menor es una prueba habitual en los procedimientos judiciales de divorcio o rupturas de pareja, modificación de medidas y violencia machista, puesto que los niños tienen derecho a ser escuchados cuando sus padres discrepan sobre asuntos que les atañen directamente, como la guardia y custodia, el régimen de visitas, el lugar de residencia, un cambio de colegio o la celebración de un acto religioso.
La exploración del menor consiste en una entrevista o conversación en presencia del juez y del Ministerio Fiscal, en la que puede expresarse sin formulismo alguno, ya que en ella no están presentes sus padres ni los abogados de ambos para garantizarles una mayor privacidad.
Ante esta situación, Beatriz de Pablo, vocal de Aeafa, puso de manifiesto que “los niños y niñas acuden a un lugar donde se les pregunta por cuestiones desagradables que les producen tensión, ansiedad y tristeza. Sienten incertidumbre y miedo a lo desconocido”.
Añadió que si esta experiencia “se hace en la sala de vista en presencia del fiscal y del juez vestidos con toga y en estrados, el menor se sentirá intimidado y cohibido, el trauma será mucho mayor y no se expresará con libertad, que es el objetivo de su intervención”.
De este modo, disponer de una sala especial para la realizar la prueba resulta “fundamental para que el proceso no resulte más traumático para los menores”.
Por su parte, el IV Observatorio destaca que el 55% de los menores testifican el mismo día del juicio por divorcio, el 20% a otra hora distinta y sólo un 25% en una fecha diferente, lo que sería recomendable, según los abogados de familia.
En ese sentido, Beatriz de Pablo explicó que los menores llegan con miedo a la exploración porque “desconocen adónde van y por qué” o porque “llegan al juzgado con exceso de información por parte de uno o ambos progenitores, que intentan influir en sus respuestas”, lo que “les genera un conflicto de lealtades”, ya que “creen que su opinión va a ser decisiva en la resolución del conflicto”.
Por ello, consideró “muy importante” que los padres y los jueces les expliquen porqué van al juzgado, qué va a ocurrir y el papel que juega su entrevista en el proceso, así como insistirles en que ellos no serán quienes deciden el proceso, ya que esa responsabilidad recae en el juez.
Por último, Aeafa recordó que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la abogacía especializada en familia mantuvieron un encuentro el pasado mes de noviembre en el que se acordó exigir al Gobierno cambios en la legislación procesal para mejorar las condiciones en las que los menores testifican.
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