MADRID, 04 (SERVIMEDIA)
Los integrantes de la Alianza Sahel se mostraron este lunes "profundamente preocupados por el deterioro de la situación política y de seguridad, el recrudecimiento de la crisis y una situación alimentaria cada vez más deteriorada" en varios países de esta región, y tomaron "decisiones de mutuo acuerdo que permitirán reforzar y dar continuidad a sus intervenciones en beneficio de las poblaciones".
Con ocasión de la III Asamblea General, los miembros de esta alianza se reunieron este martes en Madrid, con la presidencia del ministro español de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, para reforzar y adaptar sus compromisos a favor de las poblaciones del Sahel.
Durante su discurso de inauguración, el ministro destacó que "la coordinación de los principales agentes del desarrollo es más necesaria que nunca. Es el momento para nosotros, los socios, de renovar nuestro compromiso por el desarrollo y la estabilidad del Sahel, en beneficio de sus poblaciones. Esta Asamblea General es una excepcional ocasión en este sentido”.
Según subrayó Exteriores tras la reunión, el Sahel "es una tierra tanto de oportunidades como de desafíos". Aunque la región dispone de abundantes recursos humanos, culturales y naturales, que ofrecen un importante potencial de crecimiento y desarrollo, los desafíos profundamente arraigados a los que se enfrenta afectan de manera importante a la prosperidad y a la paz.
Así, numerosas zonas sufren "una escalada de conflictos y tensiones", alrededor de 2,5 millones de personas han huido de sus hogares a lo largo de la última década, unos 6,7 millones necesitan ayuda alimentaria urgente, una cifra que podría alcanzar los 10,5 millones si no se toman medidas muy rápidamente. A todo ello se une el impacto de la guerra de Ucrania en el mercado mundial de cereales y fertilizantes, así como las consecuencias de la pandemia de covid-19.
“Ante esta situación, hay que comprender que aunque nosotros, los países del Sahel, somos responsables del futuro de nuestros Estados en nuestra condición de dirigentes, seguimos dependiendo del entorno político, económico y financiero internacional, sobre el que tenemos escasa influencia. De este modo, la situación a nivel de seguridad en nuestros países nos recuerda la urgencia de impulsar el desarrollo y nuestra especial responsabilidad en la materia”, recordó Mahamat Hamid Koua, presidente del Consejo de Ministros del G5 Sahel, en su intervención de apertura.
Desde el inicio de la Alianza, en 2017, se ha triplicado el número de proyectos que financian, así como los fondos comprometidos, que han pasado de 7.300 millones de euros a los actuales 23.000 millones. El Programa de Desarrollo de Emergencia (PDU) del G5 Sahel "ha dado resultados rápidos y tangibles: 1.080.000 beneficiarios tienen ya un mejor acceso al agua; 125.000 personas se han beneficiado de asistencia alimentaria; se han creado 1.572 estructuras que contribuyen a la prevención de conflictos y a la cohesión social, y 414.000 personas se han formado en el diálogo, la gestión y la mediación en conflictos".
Entre las recomendaciones emanadas de esta reunión está "mantener y adaptar el apoyo en beneficio de las poblaciones del G5 Sahel en un contexto de inestabilidad e inseguridad crecientes, para que no se vean comprometidos los logros que se hayan podido obtener en relación con el desarrollo", así como "reiterar la necesidad de respetar los derechos humanos, los principios humanitarios y el derecho internacional humanitario, incluidas las fuerzas de defensa y seguridad".
También, reiterar "el apoyo al G5 Sahel, socio prioritario para la cooperación en el Sahel, sin perder de vista los desafíos que afronta actualmente esa institución"; "dar una respuesta coordinada a las poblaciones de la zona y a la altura de los retos de la importante crisis alimentaria a que se enfrentan los países del G5 Sahel"; y "continuar los esfuerzos en las zonas más frágiles, extendiendo al mismo tiempo las acciones en las zonas de prevención, para luchar contra las causas profundas de la inestabilidad y limitar la expansión de los conflictos y las crisis.
Finalmente, "reforzar el apoyo colectivo a las zonas frágiles periféricas situadas entre los países del G5 Sahel y los Estados costeros del Golfo de Guinea, dentro de una lógica de prevención"; "intensificar los apoyos a la inserción socioeconómica reforzada y a una mayor participación de los jóvenes y de las mujeres en la vida política"; y "reforzar las sinergias con la Iniciativa de Gran Muralla Verde frente a los desafíos medioambientales y climáticos que fragilizan a las poblaciones vulnerables en el Sahel".
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