MADRID, 14 (SERVIMEDIA)
Cuando se habla de personas que transforman desafíos en oportunidades, pocos ejemplos son tan inspiradores como el de David Rodríguez, consejero delegado de la Fundación Pegasus y autor del libro ‘Lo mío no es normal, pero lo tuyo tampoco’. David ha sabido canalizar sus vivencias personales para construir una nueva concepción social de la discapacidad que impacta profundamente en la vida de quienes lo rodean.
Con su forma de escribir, que utiliza el humor para comunicar, y su visión de liderazgo, ha demostrado que “las barreras pueden ser superadas cuando se combina el talento, la determinación y el compromiso de marcar la diferencia”, explicó en una entrevista con Servimedia.
Desde su infancia, David convivió con una discapacidad que le planteó retos físicos y sociales. Sin embargo, lejos de detenerlo, estas experiencias se convirtieron en la clave de su forma de entender la sociedad actual.
David fundó la Fundación Pegasus hace casi siete años, impulsado por una insatisfacción con “los modelos actuales sociales de discapacidad”. Quería crear “una fundación diferente”, y lo logró al convertir a Pegasus en “la primera organización del mundo que combate la discapacidad del ser humano”.
Esta idea va más allá de los desafíos físicos o intelectuales, y pone el foco en el miedo, un elemento que, según David, “afecta tanto a las personas con discapacidades como a quienes no las tienen”.
David Rodríguez contó que “si lo reflexionamos, todos tenemos una discapacidad”. Él explica que, esta limitación universal radica en “la incapacidad de aceptarnos a nosotros mismos” y, por esta razón, a los demás. “Si no aceptas tu propia discapacidad, ¿cómo vas a aceptar otras discapacidades?”, reflexiona.
"CAMINAR CON FLOW"
Desde siempre, su visión optimista del mundo lo ha distinguido. “Ver el lado bueno de las cosas” es una característica que, asegura, también está muy arraigada en la filosofía de la Fundación Pegasus.
David tiene 31 años y nació con una discapacidad que afecta su forma de caminar. “A mí me gusta decir que soy una persona que camina con Flow”, comenta con humor. Aunque la etiqueta médica es espasticidad, una condición muscular asociada a la hipertonía, él prefiere no encasillarse en diagnósticos como el de parálisis cerebral, con el que también ha sido diagnosticado y que considera “inexactos para describir su situación”.
Más allá de lo físico, David destaca que su mayor desafío fue emocional. “De lo que me he dado cuenta es de que a mí lo que me limitaba la vida era el miedo”, confiesa. Este miedo, especialmente al rechazo, era mucho más paralizante que cualquier barrera física. Recuerda cómo al cruzar una calle concurrida, el temor a ser juzgado hacía que le costara más caminar. En cambio, cuando tenía que cruzar una calle y no había nadie, su miedo desaparecía. “¿Cuál es la diferencia si mis piernas son las mismas?”, se pregunta, señalando que el verdadero problema estaba en su mente.
David identifica al miedo como “el origen de muchas limitaciones sociales”, y no solo en el ámbito de la discapacidad. Este miedo puede manifestarse en situaciones comunes como una ruptura amorosa, un despido laboral o la soledad. “Cuando hablo de miedo, me refiero a no dar la talla, la falta de afecto en el hogar familiar, la soledad, etc.”, explica.
Aunque no se considera escritor, David reconoce el poder transformador de la escritura. Su libro ‘Lo mío no es normal, pero lo tuyo tampoco’ es una crítica social que aborda los miedos y limitaciones humanas desde una perspectiva única. Dividido en dos partes, el libro combina análisis y reflexión personal para invitar a los lectores a cuestionar sus creencias y prejuicios.
INCLUSIÓN Y SUPERACIÓN
La primera parte es una crítica al entorno que rodeó a David: su familia, el sistema médico, las asociaciones de discapacidad y cómo estos factores influyeron en su percepción de sí mismo. En la segunda parte, David comparte estrategias que utilizó para ser aceptado socialmente, reflexionando sobre cómo estas decisiones aumentaron su sufrimiento a largo plazo.
“Mi objetivo ha sido que las personas se cuestionen las cosas que les van pasando”, señala. Para él, la clave está en que los lectores se identifiquen con los miedos e ideas que plantea.
La Fundación Pegasus, bajo la dirección de David, ha evolucionado de “un sueño a una institución pionera en inclusión social”. Con casi 50 trabajadores y más de 800 usuarios frecuentes, Pegasus desarrolla programas innovadores que van desde la capacitación laboral hasta actividades culturales.
Una de las iniciativas más destacadas es ‘Indiferente’, una consultoría de diversidad e inclusión cultural para empresas. El objetivo es mejorar la gestión empresarial y fomentar “relaciones más auténticas y pasivas” dentro de las organizaciones.
“Mi objetivo no es solo ofrecer apoyo, sino cambiar la forma en que vemos la discapacidad”, afirma David visiblemente emocionado. Este enfoque ha convertido a Pegasus en “un referente”, impactando vidas y ofreciendo nuevas perspectivas a quienes enfrentan desafíos similares a los de David.
David Rodríguez combina activismo y literatura para construir un mundo más equitativo. Su historia es un recordatorio de que, con voluntad y acción, es posible superar las limitaciones personales y sociales. Su trabajo no solo celebra sus logros, sino también inspira a otros a replantear cómo enfrentan sus propios miedos y desafíos.
A través de la Fundación Pegasus y su libro, David invita a las personas a reflexionar sobre sus propias barreras, recordando que “la inclusión no es solo un ideal, sino una responsabilidad compartida”.
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