DAMASCO (SIRIA), 16 (SERVIMEDIA | Manuel Gil, enviado especial)
El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, visitó este jueves la prisión de Sednaya, a 30 kilómetros de Damasco, y en la que Bashar Al Assad encerró durante años a los opositores al régimen, o simples inocentes, en condiciones inhumanas.
José Manuel Albares realizó un recorrido con el apoyo de miembros de los 'Cascos Blancos' por la cárcel que era conocida como el "matadero de humanos" de Al Assad, y en la que se estima que han estado 30.000 personas durante su mandato.
Tras la caída del régimen y la liberación de unos 2.000 prisioneros, las huellas del horror siguen intactas en el penal, en el que todavía se realizan prospecciones en busca de restos humanos de reos ejecutados.
La entrada a Sednaya mantiene intactas las huellas de los combates, pero lo que más llama la atención es ver sus puertas cubiertas por un mosaico inabarcable de fotos con números de contacto y señas de desaparecidos, a quienes sus familiares esperaban encontrar tras la apertura de la prisión.
Albares recorrió las galerías con celdas en las que se apiñaban hasta hace pocas semanas decenas de presos, en las que siguen pudriéndose ropas, alimentos, enseres y restos fecales. El bloque central, desde el que se distribuyen las plantas y pabellones, es un muestrario de enseres rotos, prótesis de piernas, sandalias y otros objetos que dejaron los presos en su huida acelerada.
FUGA DE LOS GUARDIAS
En los puestos de los guardias, con evidentes signos de una huida acelerada, aún se pueden ver sus identificaciones, los listados de cientos y cientos de nombres, las cajas de munición, sus botas y uniformes, de los que se despojaron para tratar de esconderse.
El ministro también fue guiado hasta la zona de celdas individuales, en las que difícilmente una persona podría mantenerse de pie. Todo está lleno de detritus, de pintadas de auxilio en las paredes, y de agujeros.
Unos agujeros que hicieron los rescatadores para tratar de encontrar las zonas sin acceso visible en la prisión. Una de ellas es un sótano con verdaderas jaulas al que hoy se puede entrar por un acceso excavado en suelo.
Las nuevas autoridades de Siria mantienen vacía y sin cambios la prisión, aunque se excava en el terreno circundante en busca de fosas comunes. También a la espera de que una investigación sirva para hacer justicia a todos aquellos que sufrieron cautiverio, o a las familias de aquellos a los que el régimen hizo desaparecer.
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