MADRID, 31 (SERVIMEDIA)
El Valle Alto del río Lozoya fue un entorno "privilegiado" en la vida de los neandertales, ya que la región podría haber mantenido de manera continua a un grupo estable de aproximadamente 34 neandertales, gracias a la riqueza y a las características de vida de especies como gamos, jabalíes, castores, caballos y grandes herbívoros como el uro y el rinoceronte estepario.
Así lo desvelan los resultados de una investigación liderada por la miembro de Geodinámica, Estratigrafía y Paleontología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Lucía Molino, junto con la participación de otras instituciones, y que estimó la cantidad de carne disponible que habría en el ecosistema del valle en aquella época.
El estudio, publicado en la revista 'Archaeological and Anthropological Sciences', tambien analizó la disponibilidad de alimento en el valle cuando se formó Cueva del Camino, uno de los yacimientos más importantes para el estudio de los neandertales en el centro de la península ibérica. El ecosistema del Valle del Lozoya estaba "lleno de vida".
Así lo afirmó el investigador del programa 'Atracción de Talento César Nombela' de la Comunidad de Madrid en la UCM y coautor del estudio, Guillermo Rodríguez-Gómez, quien también explicó que la abundancia de recursos cárnicos en la región se puede "comparar" con la de otros grandes yacimientos del pleistoceno en Europa, como los de la sierra de Atapuerca e, incluso, "con ecosistemas africanos como el del Parque Nacional del Serengueti en Tanzania".
Un aspecto relevante de la comunidad de mamíferos del Valle Alto del Lozoya era su alta productividad. Gracias a esto, los neandertales habrían tenido acceso constante a una amplia variedad de recursos, lo que les habría permitido asentarse de manera estable sin necesidad de desplazarse grandes distancias en busca de alimento.
El director arqueológico de la excavación, Enrique Baquedan, destacó que, desde que comenzó a trabajar en Olduvai Gorge en 2008, siempre vio "similitudes" entre el Valle Alto del Lozoya y la caldera del Ngorongoro en Tanzania, "ambos rodeados de límites naturales que favorecen la concentración de fauna". Este aislamiento del Valle Alto del Lozoya y su "gran biomasa de herbívoros" lo convertiría en un "buen cazadero" para los neandertales, los leones de las cavernas y otros depredadores. "Donde hay mucha vida, hay mucha muerte", añadió.
Los hallazgos del trabajo refuerzan la idea de que el valle es un punto "clave" para comprender cómo vivían estos grupos humanos, ya que habría sido un lugar ideal para la supervivencia. El director paleontológico de la excavación, Juan Luis Arsuaga, señaló que el número de neandertales en el Valle Alto del Lozoya da una idea de la densidad de población que podía alimentarse en ese territorio. Este trabajo servirá de base para "profundizar" en la vida de los neandertales, para "entender mejor" cómo se organizaban y sobrevivían en un entorno lleno de "oportunidades", concluyó Rodríguez-Gómez.
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