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Jesús Salamanca
La tronera
Jesús Salamanca Alonso nació en Arrabal de Portillo (Valladolid). Maestro. Licenciado en Historia por la UNED. Realiza el doctorado sobre "La cuestión Iglesia-Estado: impacto y reacción en Valladolid durante la Segunda República". Analista político, dedicado a la investigación sobre terrorismo, política y educación. Articulista desde hace veinte años. Colabora en Diario Siglo XXI, El Mundo-Diario de Valladolid, El Mundo-La Crónica de León, Diario Directo, Minuto Digital, Análisis Digital, Asturias Liberal, España Liberal, Foro Liberal, Castilla y León Liberal y Diario Liberal, entre otros. También colabora como firma invitada en Batiburrillo. Durante años ha colaborado en El Norte de Castilla, Escuela Española, Magisterio y diversas revistas locales, sindicales y de opinión.
Ha trabajado en la Obra de Protección de Menores, CENEBAD, Técnico Asesor en la Consejería de Educación de CyL, Asesor Técnico docente en la Dirección Provincial de Educación, sindicalista... Actualmente, además de numerosas colaboraciones diarias en medios de comunicación escritos, trabaja como profesor y director de Centro de EPA. |
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Mientras Pablo Casado y Teodoro García Egea encienden la mecha y se cargan las esperanzas de millones de afiliados y simpatizantes, Díaz Ayuso hace gala de la madurez que le caracteriza y lanza un mensaje de unidad, concordia y diálogo. Lo que esta mujer cosechó con trabajo, esfuerzo y sacrificio, esa pareja de celosos y codiciosos ha estado a punto de dilapidarlo por envidia, mala fe e inmadurez.
Más claro es imposible. Ahora resulta que Pedro Sánchez se siente avergonzado de los indultos y no ve otra solución para «su blanqueo» que «echar el muerto a otro». Ese muerto es el anterior ministro de Justicia, Juan Carlos Campo. Confieso que, si desde distintos frentes le tachan de psicópata, incluso desde dentro de la profesión, ahora ya no tengo dudas de que estamos ante un caradura en toda regla, un traidor y un incompetente circular, pero peligroso.
La presidenta de la Comunidad de Madrid debe ser quien presida el Partido Popular en esa. No se entendería lo contrario, como no lo entienden el presidente gallego, Cristina Cifuentes o Esperanza Aguirre. Díaz Ayuso ha salvado al partido de la abulia, la desgana y el encefalograma plano. Es por ello por lo que la nueva torpeza de Pablo Casado, muy mal asesorado por Teo García Egea como principal actor de la crisis, no ha gustado nada a sus afiliados, simpatizantes y votantes.
Otra rectificación más en lo que será la reforma laboral no reformada; es decir, retocada y apenas modificada. Si ayer era «técnicamente imposible» cambiar la reforma laboral y «sí hacer pequeños cambios», hoy ya ni sabemos qué es lo que piensa el Gobierno al respecto. De momento, aquel 15% que se iba a aplicar para los contratos temporales, ahora se flexibiliza y se estudiará.
Confieso que no me fío de los sindicatos mal llamados «obreros». Ha sido tanta la corrupción que han generado y acumulado en este país que, cuando escucho la palabra sindicato de clase, instintivamente me llevo la mano al bolsillo. ¡Como para no hacerlo! Desde que el sindicato socialista se enredó en el «caso PSV» y algunos afiliados colgaron longanizas en la puerta de las sedes, no soporto las acciones de estas organizaciones cavernarias y destructoras de empleo.
Como tal elefanta es como pretende entrar Yolanda Díaz en las negociaciones. Y para eso precisa saltarse las líneas rojas del acuerdo de coalición, traicionar a Pedro Sánchez, engañar a Nadia Calviño, ningunear a Garamendi y actuar como si también ella fuera sindicato. Es evidente que no ha perdido actualidad eso de estar a la vez repicando y en la procesión, soplar y sorber o tener dos yernos con una hija.
Sánchez regala dinero a los sindicatos clasistas, mal llamados obreros, y cargarán los cursos a un fondo de 63 millones de euros de ayudas a La Palma. A manirroto no le gana nadie. Este tipo de sindicatos, que se han ganado la fama de inservibles y que precisan de una reforma en profundidad, no representan a los trabajadores. Es el mundo de los liberados y los vividores que sólo protesta ante la derecha, pero traga carros y carretas con la siniestra y la injusticia social.
¿Alguien se acuerda ya del enfrentamiento de Alberto Rodríguez y Belarra con la presidenta del Congreso de los Diputados? ¿Y del encontronazo de la «jefa» de Podemos con «la Yoli»? ¿Y de los roces de la «marquesa» con otros miembros de Unidas Podemos? ¿Se acuerdan de los condenados o en puertas de serlo que han acabado en el «Ministerio de la Señorita Pepis»? ¡Qué mala memoria tenemos en este país!
El cumplimiento de la legalidad ha creado barrera entre los socios de Gobierno, socialistas y comunistas, y empieza a pasar factura. Primero, porque la ultraizquierda quiere quedar por encima de sus «primos carnales», los socialistas, y, segundo, porque en socialismo no se ve con buenos ojos eso de continuar en coalición con los comunistas. No será fácil preservar el estado de salud de la coalición actual.
Meritxell Batet, presidenta del Congreso de los Diputados y diputada en las filas del PSOE, arrastró sin pudor la dignidad de la Cámara al apoyar la continuidad del diputado de Podemos, Alberto Rodríguez. La corrección posterior no enmienda la estupidez cometida el día antes porque la sentencia era clara en todos sus términos. Una sentencia que no precisaba reinterpretaciones, como más tarde aclaró el Tribunal Supremo.
Hablaban en Unidas Podemos de acabar con las puertas giratorias, pero les ha faltado tiempo para absorber en el «Ministerio de Igual Da» a una condenada y dos procesados. Imagínense a la tal Serra, Isa, condenada por atentado a la autoridad. Cualquiera que cometa un atentado es un terrorista, y ahora quieren convencernos de que no lo es, a pesar del espectáculo que montó contra la policía femenina, a quien llamó de todo menos bonita, con vejaciones incluidas.
El Día de la Hispanidad hemos comprobado que Pedro Sánchez no se ha puesto en paz con la ciudadanía. Una vez más le han llamado de todo, menos bonito. Le pasó en Madrid y le volvió a pasar en Salamanca, Cáceres, Alcalá de Henares, incluso en Valencia el pasado domingo, coincidiendo con el Congreso del Partido Socialista.
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