Sánchez regala dinero a los sindicatos clasistas, mal llamados obreros, y cargarán los cursos a un fondo de 63 millones de euros de ayudas a La Palma. A manirroto no le gana nadie. Este tipo de sindicatos, que se han ganado la fama de inservibles y que, además precisan de una reforma en profundidad, no representan a los trabajadores. Es el mundo de los liberados y los vividores que sólo protesta ante la derecha, pero traga carros y carretas con la siniestra y la injusticia social que le es connatural. Incapaces de generar empleo, se aprovechan de los fondos destinados a los trabajadores y, en casos como el de Andalucía, no dudan en gastarlo en orgías, putas, coca, marihuana… ¡Es el momento de cambiar la Constitución y eliminar este tipo de representación ridícula, inservible y anticuada, incluso miserable!
Muchas promesas a La Palma y a los palmeros, pero esas no llegan. También a costa de la isla, los sindicatos clasistas, mal llamados obreros, van a arañar dinero. Son insaciables como los nacionalismos periféricos, el golpismo catalán y el mundillo proetarra de «bildumafiosos». No veo que sea ético eso de cargar cursos de los sindicatos sectarios, mal llamados obreros, a las ayudas de los sesenta y tantos millones destinados a la isla. Ese sindicalismo de libra y media es como el comunismo barato: si se deja al comunismo gestionar el desierto, en cinco años se queda sin arena.
No quiero ni pensar qué facturarán, qué facturas presentarán y qué no justificarán para sacar dinero de ese fondo; precisan ingentes cantidades de dinero para sujetar sus chiringuitos huelguísticos y de batucada: es inentendible que esos sindicatos reciban dinero del Estado, en vez de mantenerse de las cuotas de sus afiliados, pero como apenas llega su afiliación al 2% de los trabajadores…. Póngase este dato en relación con el deseo y la reclamación del «jefecillo general» de UGTrespecto a que «todos trabajadores deberían contribuir a los sindicatos». ¿Se puede ser más ignorante y analfabeto? Esta gente lo mismo atenta contra la libertad de expresión si no le es favorable como contra la libertad de acción si no le beneficia. Así son los sindicalistas de medio pelo.
Cargar los cursos de formación de los sindicatos sectarios, mal llamados obreros, es la gota que llenará el vaso. Plan Extraordinario de Empleo y Formación lo ha llamado el Gobierno, que es lo mismo que sentarse en la misma barra del bar los sindicatos y el actual (des)Gobierno. Es la forma que tienen Pedro «El mentiroso» y «la Yoli» de hacer un engañoso pleonasmo y un tronchante eufemismo que integre los vocablos volcán, sindicatos, ayudas, empleo, seguridad social y planes de pensiones. ¡Qué pena de frustrantes sindicatos, mal llamados obreros, si ni siquiera los trabajadores queremos tenerlos cerca ni que nos representen! Al parecer, las medidas concretas y el plan de ejecución se van a instrumentar entre el Servicio Público de Empleo Estatal y la Comunidad Autónoma de Canarias. Ya empieza a oler mal.
Sigue sin gustarme ese Plan. No me ofrece fiabilidad todo aquello donde los sindicatos, mal llamados obreros, meten la mano, el hocico, la nariz o la lengua. Ya han sido condenados varias veces por la Justicia y nunca asumen su responsabilidad y, si hay que pagar, se paga con patrimonio sindical, en vez de hacerlo con patrimonio personal. Nunca son responsables de nada, al igual que no lo es el Gobierno: de los primeros miren a Andalucía y, respecto al Gobierno, vuelvan la vista atrás para comprobar las irresponsabilidades cometidas durante la pandemia y sus años al frente del Gobierno.
Si tienen ocasión, no dejen de estudiar detenidamente el Título III del Real Decreto-Ley 20/2021, de 5 de octubre, por el que «se adoptan medidas urgentes de apoyo para la reparación de los daños ocasionados por las erupciones volcánicas y para la reconstrucción económica y social de la isla de La Palma». Se dota con 63M de euros y se deja que los sindicatos «beban» de ese Fondo. ¿Apostamos a que se lo beben todo y dejan las necesidades de los palmeros con un palmo de narices y el rostro boquiabierto? ¡Pobres palmeros si esperan que los sindicatos clasistas, mal llamados obreros, los ayuden a salir adelante y recuperar su ansiada normalidad!
¡Santígüense cada vez que escuchen nombrar a ese tipo de sindicalismo! Será un buen ejercicio para evitar males peores de los que ya conocemos. Sindicatos, sindicatos clasistas, mal llamados obreros.
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